Edición Familiar: Fe en el futuro (Shemot 5780)

EDICION FAMILIAR: FAMILIA, FE Y LIBERTAD (VAIEJÍ 5780)

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Esta Edición Familiar es una guía al ensayo principal de Convenio y Conversación que puedes leer aquí.

IDEA CLAVE DE LA SEMANA

Necesitamos tener fe en el futuro y entonces, con la ayuda de Dios, podremos construirlo.

Shemot cuenta la historia de cómo una familia se convirtió en una nación llamada el Pueblo Judío. Los descendientes de Yaakov estaban lejos de su tierra natal, viviendo ahora en Egipto. Crecieron y crecieron hasta que no fueron más una familia sino un pueblo. El  Faraón, Rey de Egipto, sintió miedo de que se volvieran tan fuertes y poderosos, que podrían rebelarse contra él y tomar Egipto. Entonces decidió hacerlos sus esclavos. Después, para estar doblemente seguro que no pudieran prosperar, ordenó que todos los recién nacidos varones israelitas debían ser asesinados.

Iojeved, una mujer judía, salvó a su recién nacido escondiéndolo en una canasta y dejándolo en el Río Nilo, esperando que alguien lo encontrara y lo cuidara. Ese bebé era Moshé. Él fue encontrado y adoptado por la hija del Faraón, y creció en el Palacio Real.

Moshé salvó a un esclavo judío de un cruel capataz egipcio y fue forzado a huir de Egipto hacia Midián, donde se casó con Tzipora y se  convirtió en pastor. Mientras cuidaba sus ovejas Moisés descubrió la Zarza Ardiente, a través de la cual Dios le habló, dándole la misión de retornar a Egipto para liberar al pueblo. Moshé no siente que él sea el hombre adecuado para ese trabajo, pero acepta nerviosamente y vuelve a Egipto, para llevar adelante esta tarea con la ayuda de su hermano Aarón. Desafortunadamente, la respuesta del Faraón al pedido de Moshé de liberar al pueblo, fue aumentar el trabajo de sus esclavos judíos. La parashá termina con Dios diciéndole a Moshé que pronto Él actuará para salvar al pueblo del Faraón.

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Cómo crees que se sentía el pueblo en el momento en que Moshé fue enviado para salvarlos?

En la Zarza Ardiente, Moshé se enteró de su nueva misión, y le preguntó a Dios cómo debía explicar a Él al pueblo: “Supongamos que yo vaya a los israelitas y les diga: ‘El Dios de vuestros padres me ha enviado a ustedes,’ y ellos me pregunten, ‘¿Cuál es su nombre?’ ¿Qué debo decirles?” (Éxodo 3:14) Dios contestó con tres palabras: Ehyeh asher ehyeh.

Usualmente esto se traduce como ‘Yo soy el que soy’, o ‘Yo soy Él que es’. Los pensadores cristianos iniciales y medievales la entendieron como si Dios dijera que Él es ‘el ser mismo, atemporal, inmutable, completamente espiritual. La fuente de toda vida.’

Pero esta no es una definición judía de Dios, y Ehyeh asher ehyeh no significa nada de eso.

Quiere decir ‘Yo seré lo qué, cómo y dónde seré’. Lo importante aquí (y que fue omitido en todas las otras traducciones) es el tiempo futuro. Dios Se está definiendo como el Señor de la Historia que pronto va a intervenir en la historia humana en una forma sin precedentes, para hacer un gran cambio, para liberar a un grupo de esclavos del imperio más poderoso del mundo antiguo, y conducirlos hacia la libertad. “Seré lo que seré” significa que Dios estaba a punto de  entrar en la historia y la transformarla. Dios le estaba diciendo a Moshé que no había ninguna forma en la que él, ni ningún otro, pudiera saber de antemano lo que Él estaba por hacer, pero que sólo teniendo confianza en Dios, verán el futuro que Él traerá.

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Dios había jugado un rol en la historia antes de esto? ¿Qué era diferente sobre lo que estaba por suceder?
  2. ¿Es una idea radical que Dios intervenga y guíe nuestro futuro?

En el año 68 E.C., Ierushalaim estaba sitiada por el general romano Vespasiano y sus tropas. Era imposible vencer al poderoso ejército romano, y era solo cuestión de tiempo antes que la ciudad cayera, y con ella, el Templo se destruyera. Rabí Yojanán ben Zakai, el líder espiritual de la comunidad, sintió que podían encontrar una solución pacífica con los romanos. Pero la ciudad estaba controlada por extremistas judíos, que preferían morir antes de rendirse ante Roma (este era el mismo grupo que controlaba Masada).

Los judíos lucharon unos con otros dentro de las murallas de Ierushalaim, y se destruyeron los depósitos de comida. Pronto, todos morirían y la ciudad caería. Rabí Yojanan intentó encontrar una forma en que el pueblo, y su estudio de Torá, pudieran sobrevivir, incluso si Ierushalaim era perdida como capital y centro religioso. Pero los extremistas profundizaron el sitio, y se negaron a permitir que los judíos dejen la ciudad, por temor a que negociaran con los romanos.

Entonces, Rabí Yojanán fingió su propia muerte e hizo que sus estudiantes lo saquen de contrabando de Ierushalaim en un ataúd. Llevaron el ataúd hasta la carpa de Vespasiano, y abrieron lo abrieron. El Rabino le dijo a Vespasiano “¡Estás destinado a gobernar sobre el Imperio Romano!” y le pidió a Vespasiano que separe un pequeño lugar en Yavne (cerca de la ciudad de Rejovot) donde pudiera fundar una pequeña escuela y estudiar Torá en paz. Vespasiano prometió quesi la profecía se volvía realidad, cumpliría con lo pedido. A los pocos días, se recibió la noticia que Vespasiano era el nuevo emperador, y fue fiel a su palabra, permitiendo que se establezca al escuela cuando la guerra finalizó. La escuela que Rabí Yojanán estableció en Yavne se convirtió en el centro de estudio judío por siglos, y reemplazó a Ierushalaim como lugar donde se estableció el Sanedrín. Gracias al pensamiento a futuro y esperanza y fe en futuro (incluso durante un tiempo en que el presente parecía terrible y condenado) de Rabí Yojanán, el futuro espiritual, y físico, del pueblo judío se salvó.

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Por qué Rabí Yojanán ben Zakai no pidió a Vespasiano que salve Ierushalaim?
  2. ¿En qué forma este pedido demostró que él tenía fe y esperanza en el futuro?

Dios usó las palabras Ehyeh asher ehyeh para decirle a Moshé que un gran cambio se avecinaba, y Sus acciones pronto hablarían por sí mismas. Pero hasta ese momento, sólo debían tener fe, porque los eventos que vendrían serían inimaginables. También le dijo, a grandes rasgos, que estaba por rescatar a los israelitas y llevarlos a una tierra en la que manaba leche y miel. Pero en lo específico, Moshé y el pueblo conocerían a Dios no por su esencia sino por Sus actos,  por lo tanto no podrían conocerlo hasta que actuara.

Sería un Dios de sorpresas. Haría cosas antes nunca vistas, crear señales y portentos de las que se hablaría por miles de años. Pondrían en marcha oleada tras oleada de repercusiones. La gente se enteraría de que la esclavitud no es una condición inevitable, que el poder en sí no es bueno, que los imperios no son inexpugnables, y que un pequeño pueblo como los israelitas puede hacer grandes cosas si liga su destino al cielo. Pero nada de esto podía predecirse de antemano. Dios le estaba diciendo a Moshé y al pueblo: deben tener confianza en Mí. El destino hacia el cual los estoy llamando está apenas más allá del horizonte visible.

Es muy difícil de entender cuán revolucionario fue esto. Las religiones antiguas eran profundamente conservadoras, diseñadas para demostrar que la jerarquía social existente era inevitable, parte de la estructura de la realidad, eterna e inmutable. Así como existía una jerarquía en el cielo y otra en el reino animal, también la había en la sociedad humana. Eso era el orden. Cualquier elemento que lo desafiara representaba el caos. Hasta la aparición de Israel en escena, la religión era una manera de consagrar el statu quo.

Esa era la historia que Israel habría de cambiar. El imperio más grande del mundo estaba por ser derrocado. El pueblo más desvalido estaba por ser liberado. Este no fue simplemente un golpe contra Egipto. Aunque llevaría miles de años, fue un golpe mortal al concepto de la sociedad jerárquica, o del tiempo, llamado por Platón “una imagen móvil de la eternidad,” una serie de sombras que pasa sobre una pared de la realidad que nunca cambia.

En vez, la historia se convirtió en escenario de cambio. El tiempo comenzó a entenderse como narrativa, travesía o búsqueda. Todo esto está insinuado en esas tres palabras: “Seré el que seré.” Yo soy Dios en tiempo futuro.

Por lo tanto el judaísmo, en el concepto de la era mesiánica, se transformó en la única civilización cuya era de oro está en el futuro. Y a lo largo de toda la Torá, la tierra prometida está en el futuro. No la consigue Abraham. Tampoco Ytzjak. Ni Yaakov. Tampoco pudo entrar Moshé, que guió durante cuarenta años al pueblo hacia allí. Siempre está más allá. Próximamente pero no aún.

Después de años de práctica psicológica, el fundador de la psicología positiva, Martin Seligman, llegó a la conclusión de que las personas psicológicamente positivas tienden a orientarse hacia el futuro, mientras que las de un enfoque negativo – los que él llamó mediante una frase brillante, “de impotencia adquirida” – estaban frecuentemente fijadas en el pasado. ¿Qué es, se preguntó, lo que hace que el Homo Sapiens sea distinto a otras especies? La respuesta es que tenemos una habilidad inigualada, la de “ser guiados por alternativas imaginadas que se proyectan hacia el futuro – prospección.” Somos animales orientados hacia el futuro.

Una falacia domina el estudio científico de la humanidad. La ciencia busca las causas, una causa siempre precede a un efecto; por lo tanto la ciencia siempre explicará un fenómeno en el presente mediante una referencia a algo que ocurrió en el pasado – desde el genoma a experiencias infantiles tempranas, a la respuesta química del cerebro frente a estímulos recientes. Se comprenderá que la ciencia inevitablemente negará la existencia del libre albedrío humano. La negación puede ser suave o dura, gentil o brutal, pero aparecerá. La libertad es vista como una ilusión. 

Pero esta es una falacia. La acción del hombre está siempre orientada hacia el futuro. Pongo la tetera a calentar porque quiero tomar un café. Estudio intensamente porque quiero aprobar el examen. Actúo para llegar a un futuro que aún no ha arribado. La ciencia no puede predecir el futuro porque algo que aún no ha ocurrido no puede ser causa. Por eso siempre habrá algo referente a la acción intencional humana que la ciencia no es capaz de explicar plenamente.

Cuando Dios dice “Seré lo que seré,” nos está diciendo algo, no solo sobre Dios sino sobre nosotros cuando nos abrimos a Él y tenemos fe en Su fe en nosotros.

Podremos ser lo que seremos si elegimos lo justo y lo bueno. Y si fracasamos y caemos, podremos cambiar, porque Dios nos levanta y nos da fuerza.

Y si nosotros podemos cambiar, entonces juntos podemos cambiar el mundo. No podemos eliminar el mal y el sufrimiento, pero los podemos disminuir. No podemos eliminar la injusticia, pero sí luchar contra ella. No podremos abolir las enfermedades pero sí tratarlas y buscar cómo curarlas.

Cada vez que viajo a Israel quedo sorprendido al ver como este pueblo antiguo que vive en una tierra saturada de historia, es una de las naciones más orientadas hacia el futuro de todo el mundo; siempre a la búsqueda de avances en medicina, informática y nanotecnología. Israel escribe su historia en tiempo futuro.

Y el futuro es el ámbito de la libertad humana, porque no puedo cambiar el ayer pero sí el mañana según lo que haré hoy. Por ese motivo, al ser el judaísmo una religión del futuro, es una religión de la libertad humana, y por ser Israel una nación orientada hacia el futuro, constituye en el Medio Oriente un oasis de libertad en un desierto de opresión. Trágicamente, la mayoría de los enemigos de Israel están fijados en el pasado, y mientras permanezcan en ese lugar sus pueblos nunca tendrán libertad e Israel no tendrá paz.

Yo creo que debemos honrar el pasado pero no vivir en él. La fe es una fuerza revolucionaria. Dios nos está llamando como una vez llamó a Moshé, pidiéndonos que tengamos fe en el futuro y entonces, con Su ayuda, construirlo.

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿En qué forma tener fe en el futuro nos lleva a asociarnos con Dios para construirlo?

 “Ser judío significa ser un agente de la esperanza. Cada ritual, cada mandamiento, cada sílaba de la historia judía es una protesta contra el escapismo, la resignación y la aceptación ciega del destino. El judaísmo, la religión del Dios libre, es una religión de libertad. La fe judía está escrita en tiempo futuro. Es creer en un futuro que aún no es pero podría ser, si prestamos atención a la llamada de Dios, obedecemos su voluntad y actuamos juntos como una comunidad basada en el pacto. El nombre del futuro judío es esperanza.”

Future Tense, p. 250

  1. ¿Cuál es la diferencia entre el entendimiento de Dios según los griegos (el Dios de Aristóteles) y según los judíos (el Dios de Abraham)?
  2. ¿Por qué es más sano enfocarse en el futuro que en el pasado?
  3. ¿En qué forma crees que el judaísmo apoya la idea de que Dios es el “Dios del tiempo futuro”?

¿Quieres ganar un Sidur con los rezos diarios semanales de Koren Aviv? Este Sidur ha sido diseñado para ayudar a los jóvenes a explorar su relación con Dios así como los valores, historia y religión de su pueblo. Envía un correo electrónico a: CCFamilyEdition@rabbisacks.org con tu nombre, edad, ciudad y una pregunta u observación sobre la parashá de Convenio y Conversación Edición Familiar. Los participantes deben ser menores de 18 años. Cada mes seleccionaremos dos de las mejores, y ambos recibirán un Sidur dedicado por el Rab Sacks! Gracias a Koren Publishers por la amabilidad de donar estos maravillosos Sidurim.

en pocas palabras

  1. El pueblo puede haber perdido toda esperanza de salvación y libertad incluso antes que Moshé llegara. Cuando él llegó e intercedió en su nombre, leemos que Paró reaccionó haciendo que el trabajo sea más duro para los Israelitas. Debe haber sido muy difícil encontrar esperanzas en sus corazones de que Moshé podría finalmente tener éxito. Bajo estas circunstancias extremas es fácil comprender cómo un pueblo puede perder la esperanza. Pero el mensaje de Convenio y Conversación de esta semana es que debemos tener fe que el futuro será mejor, y que Dios intercederá en nuestro nombre en la historia. Esta fe es una idea central del judaísmo.

LA IDEA CENTRAL

  1. El Libro de Bereshit trata acerca de Dios interactuando con los seres humanos y generando un impacto en sus vidas. Pero esto es sólo en forma individual. Dios nunca influenció la historia en forma nacional como Él está por hacerlo en el Libro de Shemot. Por primera vez, está construyendo una relación con un pueblo completo. Shemot atestigua nuestra creencia que Dios influencia y guía la historia en la escala más amplia, llevando el mundo hacia su destino final.
  2. Esto era ciertamente radical en el tiempo de la Torá, ya que la filosofía antigua (incluida la filosofía griega) creía que Dios era la fuente de toda vida y la primera causa que inició la vida, pero que lo divino no jugaba ningún papel después de la creación. Sin embargo, el Dios del judaísmo, como lo describe la Torá, continuó influenciando la historia después de la creación, y es nuestra fe que Él continúa haciéndolo hasta este día. (Esta es una idea radical también en nuestro mundo secular hoy en día).

UNA VEZ SUCEDIÓ…

  1. Rabí Yojanán ben Zakai sabía que Vespasiano se negaría al pedido de devolver Ierushalaim. La conquista romana de la Tierra de Israel se centraba en la captura y destrucción de Ierushalaim y el Templo. Querían eliminar cualquier vestigio de soberanía judía sobre la tierra de Israel. Consciente de esto, Rabí Yojanán limitó su pedido a algo que ellos podrían considerar, pero también, sabiamente, pidió algo lo suficientemente significativo para salvar el futuro judío.
  2. Rabí Yojanán tenía fe en que habría un futuro judío. Que a pesar de esos tiempos de oscuridad, Dios no había olvidado al pueblo judío, y que el pueblo podría sobrevivir y regresar un día a la Tierra de Israel, y recuperar su independencia allí. Para que esto sucediera, necesitaba garantizar la continuidad de la religión judía, y lo logró al cambiar el enfoque del judaísmo del Templo hacia el estudio de Torá y la observancia de la halajá. Para esto necesitaba una academia y una corte, y entonces eligió Yavne como base para este nuevo comienzo, y para la continuidad judía.

PENSANDO MÁS PROFUNDAMENTE

  1. El judaísmo no cree en la fe pasiva. La fe en el futuro no significa que debemos esperar que Dios haga llegar el futuro que deseamos. Significa creer que el futuro será mejor pero esto debe llevarnos a la acción. Dios espera tener una sociedad activa con la humanidad. Este es el mensaje de la Torá y el judaísmo.

ALREDEDOR DE LA MESA DE SHABAT

Todas estas preguntas son abiertas, para alentar el análisis y el debate. No hay respuestas incorrectas. Sin embargo, aquí hay algunas ideas para considerar:

  1. La concepción de la Grecia Antigua de Dios era una Primera Causa – creían que Dios creó el mundo, lo puso en marcha, con las leyes de la naturaleza, y después se retiró de la historia. Este es el significado de Dios como “el ser mismo, atemporal, inmutable, simple, autosuficiente, y la causa principal de toda creatura.” El Dios de nuestra Torá no se retiró después de la creación, y es más que sólo la causa de toda la vida. El Dios de la Torá es el Dios de la Historia, que tiene una relación continua con la humanidad en la historia.
  2. Enfocarse en el pasado evita que la persona siga adelante y crezca. Si tu pasado es doloroso, y sólo te enfocas en ese dolor, te sentirás desamparado y desolado. Las personas enfocadas en el futuro tienen un enfoque de la vida más positivo y creativo. El fundador de la psicología positiva, Martin Seligman, sugiere que este rasgo, el ser capaz de enfocarse en el futuro, y desear algo mejor que lo que pasó en el pasado, es lo que separa a la humanidad de otras especies. Los humanos tienen una habilidad única de ser guiados por alternativas imaginadas que se proyectan hacia el futuro – prospección.” Somos animales orientados hacia el futuro.
  3. El judaísmo predica la idea del libre albedrío. Sostiene que el tiempo es un espacio de cambio, donde el mañana puede ser mejor que hoy. La Torá es una larga narrativa acerca de alcanzar un destino – tanto nacional como universal – que anunciara una era mejor. El concepto judío de la era mesiánica creó una civilización cuya era dorada está en el futuro. La misión nacional del pueblo judío es redimir al mundo y traer esa era – en el futuro. Este es el objetivo principal del judaísmo.

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Esta Edición Familiar es una guía al ensayo principal de Convenio y Conversación que puedes leer aquí.

Traducción y edición

  • Iair Salem
  • Carlos Gómez
  • Inés Jawetz
  • Abraham Maravankin