Ytzjak y Esav (Toldot 5780)

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La pregunta es perturbadora. ¿Por qué amaba Ytzjak a Esav? El versículo lo afirma explícitamente: “Ytzjak, que tenía predilección por la carne de animales de caza, amaba a Esav; pero Rebeca amaba a Yaakov.” (Génesis 25:28) De cualquier forma que se lea, el versículo es problemático. Si se lee literalmente, sugiere que los afectos de Ytzjak estaban dominados más por su preferencia por un tipo determinado de comida que por otra cosa. No hay duda alguna de que en la Torá esa no es la forma en que se gana o se da el amor.

Rashi, citando un Midrash, sugiere que la traducción de esa frase, “que tenía una predilección por la carne de animales salvajes”, en realidad se refiere a Esav, leyendo que “tenía la caza en su boca,” queriendo decir que usaba la boca para embaucar y engañar a su padre con sus palabras. Esav engañaba a Ytzjak haciéndole creer que era más espiritual y devoto de lo que era en realidad.

Reforzando esta interpretación, algunos sugieren que Ytzjak, al haber sido criado en su casa por Abraham y Sara, nunca conoció el engaño, y por lo tanto, en su inocencia, era engañado por su hijo. Rebeca, habiéndose criado en compañía de Labán, lo reconoció de inmediato y ese era el motivo por el cual prefería a Yaakov, y luego se opondría a que Esav reciba la bendición de su padre.

Pero el texto sugiere en forma inequívoca que había un vínculo genuino de amor entre Ytzjak y Esav. El Zohar dice que nadie en el mundo honró tanto a su padre como Esav a Ytzjak. (1) De la misma forma, el amor de Ytzjak por Esav está demostrado por su evidente deseo de bendecirlo. Recordemos que Abraham no bendijo a Ytzjak. Sólo en su lecho de muerte, Yaakov bendijo a sus hijos. Moshé bendijo a los israelitas el último día de su vida. Cuando Ytzjak intentó bendecir a Esav era anciano y ciego, pero no aún en su lecho de muerte: “Soy ahora un hombre viejo y no sé cuál será el día de mi muerte” (Génesis 27:2). Este es un acto de amor.

Ytzjak, que amaba a Esav, no desconocía la naturaleza de su hijo mayor. Sabía lo que era y también lo que no era. Sabía que era un hombre de campo, un cazador, de temperamento mercurial, fácilmente inclinado a la violencia, rápido para la ira, pero igualmente veloz para la distracción y el olvido.

También sabía que Esav no era el hijo que pudiera continuar el pacto. Eso está claro por la diferencia entre la bendición dedicada a Yaakov en Génesis 27 (creyendo que era Esav) y la de Génesis 28 para Yaakov, sabiendo que era Yaakov.

La primera bendición, destinada a Esav se refiere a la riqueza – “Que Dios te otorgue el rocío del cielo y la gordura de la tierra” –  y al poder  “Que los pueblos te sirvan, que las naciones se inclinen ante ti.” La segunda bendición, destinada a Yaakov cuando estaba por dejar el hogar, es sobre los hijos –  “Que Dios Todopoderoso te bendiga y te haga fructificar e incrementar tu número hasta ser una comunidad de pueblos” – y sobre la tierra: “Que Él te conceda a ti y a tus descendientes la bendición dada a Abraham, para que puedas tomar posesión de… la tierra que Dios le dio a Abraham.” Las bendiciones patriarcales no son sobre riqueza y poder, sino sobre los hijos y la tierra. Por lo tanto Ytzjak sabía en todo momento que el pacto sería continuado por Yaakov, y no fue engañado por Esav. ¿Por qué entonces amaba, alentaba y deseaba bendecir a Esav?

Yo considero que la respuesta está en tres extraordinarios silencios. El más destacado es: ¿Qué le pasó a Ytzjak después del episodio de la ligadura? Leyendo el texto en Génesis 22, se observa que apenas el ángel impide a Abraham sacrificar a su hijo, Ytzjak desaparece completamente de la escena. El texto nos dice que Abraham volvió al lugar donde estaban sus dos sirvientes, pero no hay mención alguna de Ytzjak.

Este es un profundo misterio que desconcertó a los estudiosos. Algunos llegaron a afirmar que Ytzjak efectivamente había muerto en la ligadura y que después fue resucitado. Ibn Ezra cita esa interpretación que luego descarta. (2) La obra de Shalom Spiegel The Last Trial (La última prueba), es un trabajo que tiene la extensión de un libro y que contempla esa idea (3): ¿dónde estuvo Ytzjak después del episodio?

El segundo misterio refiere a la muerte de Sara. Leemos que Abraham hizo su duelo por Sara y lloró por ella. Pero el deudo principal era su hijo. Tendría que haber sido Ytzjak el que liderara el duelo. Pero no se lo menciona en todo el capítulo 23, el que refiere a la muerte de Sara y sus derivaciones.

El tercero es la narrativa en la cual Abraham ordena a su sirviente buscar una esposa para su hijo. No existe registro en el texto de que Abraham haya consultado a su hijo Ytzjak, o aún de haberle informado su intención. Abraham sabía que se estaba buscando esposa para Ytzjak, el sirviente de Abraham lo sabía, pero no sabemos si lo sabía Ytzjak ni si tenía alguna opinión al respecto. ¿Él quería casarse? ¿Tenía alguna preferencia en particular de cómo debía ser su mujer? El texto guarda silencio. Sólo cuando regresa el sirviente con la futura esposa, Rebeca, aparece Ytzjak en la narración.

El texto en sí es significativo: “Ytzjak vino de Beer Lahai Roi.” ¿Qué era ese lugar? Se lo menciona anteriormente sólo una vez. Es donde el ángel se apareció ante Hagar cuando, encinta, huyó de la casa de Sara que la trataba con dureza (Génesis 16:14). Un ingenioso Midrash cuenta que cuando Ytzjak oyó que Abraham había enviado al sirviente para buscarle una esposa, se dijo a sí mismo, “¿Puedo yo vivir con una mujer cuando mi padre está solo? Voy a buscar a Hagar para él.” (4) Más adelante el texto nos dice que después de la muerte de Abraham, Dios bendijo a su hijo Ytzjak que vivía cerca de Beer Lahai Roi.” (Génesis 25:11) Sobre esto, el Midrash dice que aún después de la muerte de su padre, Ytzjak vivió cerca de Hagar y la trataba con respeto. (5)

¿Qué significa todo esto? Sólo podemos especular. Pero los silencios significan algo, sugieren que aun  un sacrificio interrumpido tiene una víctima. Ytzjak puede no haber muerto físicamente pero el texto parece hacerlo desaparecer, literariamente, en estas tres escenas en las que su presencia debía ser central. Tendría que haber estado allí para saludar y ser saludado por los dos sirvientes tras el retorno seguro del Monte Moriá. Tendría que haber estado presente en el duelo por la muerte de su madre Sara. Tendría que haber estado para por lo menos comentar, con su padre y su sirviente, algo acerca de su futura esposa. Ytzjak no murió en la montaña, pero parecería que algo de él sí murió, solo para resucitar cuando se casó. El texto nos dice que Rebeca “se convirtió en su esposa, y que él la amaba; e Ytzjak fue reconfortado luego de la muerte de su madre.”

Ese parece ser el mensaje de los silencios. El mensaje de Beer Lahai Roi parece indicar que Ytzjak nunca olvidó cómo Hagar y su hijo Ishmael – su medio hermano – fueron expulsados. El Midrash dice que Ytzjak reunió a Hagar con Abraham después de la muerte de Sara. El texto bíblico nos dice que Ytzjak e Ishmael se pararon juntos ante la tumba de Abraham (Génesis 25:9). De alguna forma, la familia dividida se reunió, aparentemente a instancias de Ytzjak.

Si esto es así, el amor de Ytzjak por Esav es fácilmente comprensible. Es como si Ytzjak hubiera dicho: yo sé lo que es Esav. Es fuerte, salvaje, impredecible, quizás violento. Es imposible que sea la persona a quien confiar el pacto con sus requerimientos espirituales. Pero este es mi hijo. No lo sacrificaré, como mi padre casi me sacrifica a mí. Me niego a echarlo, como hicieron mis padres con Hagar e Ishmael. El amor por mi hijo es incondicional. No ignoro quién o qué es. Pero igualmente lo amaré aun cuando no amo todo lo que hace – porque Dios nos ama, incondicionalmente, aun cuando no ama todo lo que hacemos. Yo lo bendeciré. Yo lo tendré cerca. Y creo que algún día ese amor puede hacer de él una mejor persona de la que habría sido de otra forma.

En este acto de amar a Esav, Ytzjak redimió el dolor de dos de los momentos más difíciles de la vida de su padre Abraham: el haber echado a Hagar e Ishmael, y la ligadura de Ytzjak.

Yo creo que el amor ayuda a sanar tanto al que ama como al amado.

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Fuentes

  1. Zohar 146b.
  2. Ibn Ezra, comentario a Génesis 22:19.
  3. Shalom Spiegel, The Last Trial, Schocken, 1969.
  4. Midrash HaGadol a Génesis 24:62.
  5. Midrash Hagadá y Bereshit Raba ad loc.

Traductores

Carlos Betesh