Las civilizaciones que valoran a sus jóvenes, permaneces jóvenes

Mañana por la noche comienza la festividad judía de Pesaj o Pascua. Es cuando recreamos la historia del éxodo de Egipto en los días de Moisés. Es un ritual que no se lleva a cabo en la sinagoga, sino en casa alrededor de la mesa en presencia de la familia extendida, y comienza con preguntas hechas por el niño más pequeño. Es un ritual centrado en los niños, y el judaísmo es una fe centrada en los niños.

Creo que los niños han sufrido mucho en el mundo moderno. No me refiero solo a los 30.000 que mueren todos los días a causa de enfermedades prevenibles; o los cientos de millones que carecen de acceso a agua potable y asistencia médica; o  las decenas de millones que no tienen ningún tipo de educación. Pienso en niños más cerca de casa. Los que sufren los efectos de la ruptura de la familia estable. Estoy pensando  en el espantoso aumento de las enfermedades depresivas, el  abuso de drogas y alcohol, los trastornos alimentarios y otros síndromes relacionados con el estrés entre los jóvenes. Y los más de tres millones de niños que viven en la pobreza, aquí en Gran Bretaña, incluso en esta época de opulencia.

Y hay otro tipo de pobreza infantil: emocional, psicológica. Más que dinero, los niños necesitan el tiempo de sus padres. Más que pantallas de computadora y videojuegos, necesitan nuestra atención. Más que teléfonos móviles y tarjetas de crédito, necesitan valores por los que vivir y una historia que los

vincule con el pasado y el futuro, dando forma y dirección a sus vidas. 

El niño promedio pasa hasta 35 horas a la semana frente a una pantalla, pero solo 35 minutos a la semana hablando con su padre. Y hemos inventado una forma de autoengaño al llamar a esto ‘tiempo de calidad’, como si de alguna manera pudieras meter 30 minutos de amor en 3. Si nuestra esperanza

de vida promedio se redujera en un 90%, ¿lo llamaríamos tiempo de calidad?

A la larga, las civilizaciones tienden a volverse como las cosas que más valoran. Aquellos que valoran las cosas sin vida como las posesiones materiales, eventualmente se vuelven sin vida. Aquellos que adoran cosas que perecen, ellos mismos perecen. Los imperios más ricos y poderosos eventualmente se derrumbaron y se convirtieron en polvo. Sin embargo, el judaísmo, la fe más antigua de Occidente, aún sobrevive, y sospecho que porque no menos de hace treinta y tres siglos, en el libro del Éxodo, Moisés nos dijo que nunca nos olvidemos de enseñar nuestra historia a nuestros hijos. Las civilizaciones que

valoran a los jóvenes, permanecen jóvenes. Y eso es lo que haremos, esta vez con nuestros nietos, mañana por la noche.

Primera emisión en el Thought for the Day de BBC Radio 4

Traductor

Inés Jawetz

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