Creo que necesitaremos fe el año que viene

Gran Bretaña tiende a pensarse como una sociedad bastante secular. Así que fue interesante ver que este año, al igual que el año pasado,  una canción que trata sobre  la fe ganó el concurso The X Factor: este año, la canción Aleluya de Leonard Cohen, basada en la imaginería bíblica sobre el Rey David, el año pasado la canción de Steven Schwartz, que trata sobre Moshé y el éxodo, Pueden ocurrir milagros cuando crees.

En estas canciones hay una religión auténtica, sobre cómo la fe es algo que no se puede probar; es algo en lo que se debe confiar. La canción de Schwartz comienza con las palabras “muchas noches rezamos, sin pruebas de que alguien podría escucharnos”; y la de Leonard Cohen cuenta sobre lo que salió mal cuando “tu fe era fuerte pero necesitabas pruebas”.

Las dos son una especie de comentario sobre las velas de Januca, que encenderemos por ocho noches, comenzando este domingo.  Lee los libros y te dirán que Januca conmemora la victoria de los Macabeos contra los griegos, hace 22 siglos atrás, cuando los judíos recuperaron su libertad religiosa, reconquistaron Jerusalem, limpiaron el Templo profanado y volvieron a encender las luces de la menorá, el gran candelabro que se encontraba en ese lugar sagrado.

Sin embargo, esa victoria no duró mucho. Dos siglos más tarde, los romanos, esta vez, conquistaron Jersusalem e incendiaron el Templo. Y, en ese entonces, habían rabinos que dijeron: suprimamos Januca. Olvidémonos de todo. Lo que aquella vez ganamos, ahora lo hemos perdido. Ya no hay nada que celebrar.

Sin embargo, los judíos continuaron encendiendo las velas, a pesar de que habían perdido su tierra y habían sido esparcidos por todo el mundo y, a pesar de que en cualquier lugar, eran una minoría que enfrentaba alguna de las peores persecuciones que un pueblo haya conocido. De alguna manera, seguían creyendo que Dios los escucharía, y que algún día los llevaría de vuelta a su tierra. Los judíos mantuvieron viva la fe, y la fe mantuvo a los judíos con vida. Era su fuente de fuerza indemostrable, pero inextinguible.

Creo que, el año que viene, vamos a necesitar fe. Las cosas serán difíciles, las personas pierden sus ahorros y trabajos, y esas son  cosas que hacen temblar la fe. Pero todavía podemos encender las velas juntos. Todavía podemos amar, reír y darle las gracias a Dios por las cosas que tenemos, incluso cuando derramamos una lágrima por las cosas que hemos perdido. Nosotros también podemos cantar el acorde secreto que tocó David y agradó a Dios. Y no importa quién gana, porque cuando compartimos nuestros regalos todos ganamos. Y por eso digamos Aleluya.

Traductor

Michelle Lahan

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