Comentario del Rabino Jonathan Sacks, traducido del ingles por Ana Barrera.
Editor: Marcello Farias
Vayakhel 5774 – Construyendo Equipos
¿Cómo motivas a un pueblo desmoralizado? ¿Cómo juntas las piezas de una nación quebrada? Ese es el reto que encara Moisés en la parsha de esta semana.
La palabra clave aquí es vayakhel, “Moisés reunió”. Kehila significa comunidad. Una kehila o kahal es un grupo de personas reunidas en asamblea con un propósito fijo. Ese propósito puede ser positivo o negativo, constructivo o destructivo. La misma palabra que aparece en el inicio de la parsha de esta semana es el inicio de la solución, apareció en la parsha de la semana pasada como el inicio del problema: “Cuando el pueblo vio que Moisés se tardaba tanto en bajar de la montaña, se reunieron (vayikahel) alrededor de Aarón y dijeron, ‘Ven, haznos un dios a guiarnos. Ya que a este hombre Moisés que nos sacó de Egipto, no sabemos qué le ha pasado'”.
La diferencia entre los dos tipos de kehila es que uno tiene como resultado orden, y el otro caos. Bajando de la montaña para ver al becerro de oro, nosotros leemos que “Moisés vio que el pueblo estaba corriendo salvajemente y que Aarón había permitido que se saliera de control y convertirse en el hazmerreir de sus enemigos” El verboפרע, como el similar פרא, significa “perder, desenfrenar, no tener freno”.
Hay una asamblea que es disciplinada, orientada en tareas y con propósito. Y hay una asamblea que es una turba. Tiene voluntad propia. Las personas en las multitudes pierden su sentido de dominio sobre sí mismos. Pueden dejarse llevar en una ola de emoción. Procesos de deliberación y pensamiento normales se van cambiando y van pasando por sentimientos más primitivos o sentimientos del grupo. Hay, como los neurocientíficos lo llaman, un “secuestro de amígdala”. Las pasiones corren salvajes.
Hay estudios famosos sobre esto: el estudio de Charles Mackay Delirios populares extraordinarias y la locura de las masas (1841), el de Gustave Le Bon La Muchedumbre: un estudio de la mente popular (1895), y el de Wilfred Trotter Instintos del Rebaño en Paz y Guerra (1914). Uno de los más inquietantes sobre la materia es el del judío ganador del Premio Nobel Elías Canetti, Masa y Poder (1960, traducción al inglés 1962).
Vayakhel es la respuesta de Moisés (1) al abandono salvaje de la multitud que se reunió alrededor de Aarón e hizo el becerro de oro. El hace algo fascinante. El no se opone al pueblo, como lo hizo inicialmente cuando vio al becerro de oro. En su lugar, usa la misma motivación que tuvo (el pueblo) en el inicio. El pueblo quería crear algo que fuera un signo de que Dios estaba entre ellos: no sobre las alturas de las montañas si no en el medio del campo. El apela al mismo sentido de generosidad que los hizo ofrecer y dar sus adornos de oro. La diferencia es que ahora el pueblo está actuando de acuerdo a la orden de Dios, y no de acuerdo a sus propios y espontáneos sentimientos.
Moisés pide a los israelitas hacer contribuciones voluntarias a la construcción de un Tabernáculo, el Santuario, el Mikdash. El pueblo lo hace con tal generosidad que Moisés tiene que ordenarles que paren. Si quieres unir a seres humanos para que actúen por el bien común, hazlos construir algo juntos. Haz que tomen una tarea que sólo puedan lograr juntos, que nadie pueda hacer solo.
El poder de este principio fue demostrado en una investigación científico-social en 1954 por Muzafer Sherif y otros de la Universidad de Oklahoma, el experimento es conocido como El experimento de Robber Cave. Sherif quería entender las dinámicas del conflicto y prejuicio en el grupo. Para hacerlo, él y sus colegas investigadores seleccionaron a un grupo de 22 niños blancos, ninguno de ellos se había conocido entre sí antes. Los llevaron a un campamento de verano al Parque Robber Cave, en Oklahoma. Fueron aleatoriamente divididos en dos grupos.
Inicialmente ningún grupo sabía sobre la existencia del otro grupo. Se quedaban en cabañas alejadas entre sí. Cada grupo eligió un nombre para sí mismo, se convirtieron en Las Águilas y Las Serpientes de Cascabel. Ellos dibujaron los nombres en sus remeras y banderas.
Después, por cuatro días fueron introducidos el uno al otro a través de una serie de competiciones. Había trofeos, medallas y premios para los ganadores, y nada para los perdedores. Casi inmediatamente hubo tensión entre ellos: apodos, burlas, y canciones degradantes. Se puso peor. Cada grupo quemó la bandera del contrario y atacaban las cabañas. Se opusieron a que los grupos comieran juntos en el mismo comedor.
La Etapa 3 fue llamada ‘fase de integración’. Las reuniones fueron arregladas. Los dos grupos vieron películas juntos. Encendieron fuegos artificiales el 4 de Julio. La esperanza era que estos encuentros cara – a – cara disminuyeran las tensiones y llevaran a la reconciliación. No lo hicieron. Algunas terminaron con los niños arrojándose comida los unos a los otros.
En la Etapa 4, los investigadores proveyeron situaciones en las que un problema surgía que amenazaba a ambos grupos simultáneamente. El primero fue un bloqueo en el suministro de agua al campamento. Los dos grupos identificaron el problema por separado y se reunieron en donde el bloqueo de agua había ocurrido. Ellos trabajaron juntos para removerlo, y celebraron juntos cuando tuvieron éxito.
En otro, ambos grupos votaron para ver algunas películas. Los investigadores explicaron que las películas tendrían un costo para contratarlas, y que no había plata suficiente en los fondos del campamento para hacerlo. En una tercera, el auto en el que iban viajando se estancó y los niños tuvieron que empujar juntos. Para el momento en que los ensayos se habían terminado, los niños habían dejado de tener imágenes negativas entre ellos. En el viaje final de regreso a casa, los miembros de un equipo usaron el dinero de sus premios para comprar bebidas para todos.
Resultados similares han surgido de otros estudios. La conclusión es revolucionaria. Puedes convertir facciones hostiles en un grupo cohesivo siempre y cuando ellos se vean encarados con un reto compartido que todos puedan lograr juntos pero que ninguno pueda hacer solo.
Rabino Norman Lamm, ex-Presidente de la Yeshiva University, alguna vez comentó que conocía solo un chiste en la Mishnah, la declaración que “Los estudiosos aumentan la paz en el mundo” (Berakhot 64ª). Los rabinos son conocidos por sus desacuerdos. ¿Cómo entonces puede decirse de ellos que incrementaran la paz en el mundo?
Yo sugiero que el pasaje no es un chiste sino una verdad precisamente calibrada. Para entenderla debemos leer la continuación: Los estudiosos incrementan la paz en el mundo como se dice, ‘Todos tus hijos deberán aprender del Señor y grande será la paz de tus hijos’ (Isaías 54: 13). No leer ‘tus hijos’ sino ‘tus constructores’. Cuando los estudiosos se convierten en constructores crean paz. Si buscas crear una comunidad de personas fuertemente individualistas, tienes que convertirlas en constructores. Eso es lo que Moisés hizo en Vayakhel.
Construir en equipo, incluso después de un desastre como el del becerro de oro, no es ningún misterio ni un milagro. Se hace poniendo al grupo una tarea, una que hable a sus pasiones y una en la que ninguna sub-sección del grupo pueda alcanzar sola. Debe ser constructiva. Cada miembro del grupo debe ser capaz de hacer una contribución única y después sentir que ha sido valorado. Cada uno debe ser capaz de decir, con orgullo: Yo ayudé a hacer esto.
Esto es lo que Moisés entendió e hizo. El sabía que si quieres construir un equipo, crea un grupo que construya.
(1) Quiero decir esto solo figuradamente. La construcción del Tabernáculo fue, desde luego, una orden de Dios, no de Moisés. El hecho de que esté configurado como mandato Divino ante la historia del Becerro de Oro (en parshat Teruma) es con la intención de ilustrar el principio que “Dios crea la cura ante la enfermedad” (Megillah 13b).