
EDICION FAMILIAR: LA HISTORIA QUE CONTAMOS SOBRE NOSOTROS (BO 5780)
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IDEA CLAVE DE LA SEMANA
Ser judío es verte como parte de una historia, con tu propio capítulo para escribir.

La semana pasada leímos sobre las primeras siete plagas. En la parashá Bo se describen la octava plaga de langostas y la novena plaga de oscuridad. El Faraón aún se niega a dejar libres a los esclavos israelitas, entonces Dios le dice a Moshé que será enviada la décima plaga, para traer muerte a todos los primogénitos varones egipcios. Cada familia israelita debe pintar con sangre de cordero el marco de su puerta, para proteger a sus primogénitos.
Luego de la muerte de los primogénitos egipcios, el Faraón permite que los israelitas se vayan. De hecho, ¡les ordena que se vayan! Finalmente el pueblo ha sido liberado, y están preparados para su travesía hacia la Tierra Prometida. Entonces la Torá describe la primera celebración de Pesaj, y Moshé le dice al pueblo cómo se debe celebrar Pesaj en el futuro.
PREGUNTAS PARA PENSAR
- ¿Cómo contamos esta historia todos los años en Pesaj?

Todas las culturas tienen sus historias. La tradición se remonta a los días en que nuestros ancestros eran cazadores-recolectores, contando historias alrededor del fogón nocturno.
Contar historias siempre ha sido central en la tradición judía. Pero lo que es verdaderamente extraordinario es la forma en la que en la parashá de esta semana, al comienzo del Éxodo, Moshé les dice tres veces a los israelitas cómo transmitir la historia a las generaciones futuras.
- Cuando tus hijos te pregunten: ‘¿Qué significa para ti esta ceremonia?’, entonces les dirás ‘Es el sacrificio de Pesaj al Señor, que salteó las casas de los israelitas en Egipto y evitó que afectara a nuestros hogares cuando castigó a los egipcios.’ (Éxodo 12:26-27)
- En ese día le dirás a tu hijo, ‘Yo hago esto por lo que el Señor hizo por mí cuando salí de Egipto.’ (Éxodo 13:8)
- “En los días que vendrán, cuando tu hijo te pregunte ‘¿Qué significa esto?’ Le dirás: ‘Con mano fuerte el Señor nos sacó de Egipto fuera de la tierra de la esclavitud.’” (Éxodo 13:14)
Los israelitas aún no habían salido de Egipto y Moshé ya les estaba diciendo cómo contar la historia. Se trata de un hecho extraordinario. ¿Por qué? ¿Por qué la obsesión con la narrativa?
La respuesta más simple es que somos la historia que nos contamos. Hay un vínculo básico entre la narrativa (historias) y la identidad (quienes creemos que somos). En palabras del primer pensador que nos hizo notar esta idea, Alasdair MacIntyre, “el hombre es esencialmente, en sus acciones y en su práctica como así también en sus ficciones, un animal narrador.” Llegamos a saber quiénes somos mediante el descubrimiento de qué historia o historias formamos parte.
PREGUNTAS PARA PENSAR
- ¿Puedes pensar de otros ejemplos de relatos de historias en el judaísmo y la cultura judía?
- ¿Qué historias han formado tu identidad judía?

El 28 de noviembre de 1947, los países miembros votaron sobre el Plan de Partición para Palestina de las Naciones Unidas.
El plan proponía la creación de dos estados, un estado judío y uno árabe uno al lado del otro. Si el plan obtenía dos tercios de los votos, anunciaría la creación del primer Estado judío desde tiempos bíblicos y con él, la realización del sueño sionista. Pero de ninguna manera esto era un veredicto seguro. Se necesitó mucho lobby y convencimiento por parte del movimiento sionista para persuadir a otras naciones de que votaran a favor del plan. En su discurso ante las Naciones Unidas, David Ben-Gurion argumentó el caso de la creación del Estado de Israel refiriéndose a Pesaj y la historia contada en la Hagadá:
“Hace trescientos años un barco llamado Mayflower zarpó hacia el Nuevo Mundo. Este fue un gran evento en la historia de Inglaterra. Sin embargo, me pregunto si hay algún inglés que sepa a qué hora zarpó el barco. ¿Saben los ingleses cuántas personas se embarcaron en este viaje? ¿Qué calidad de pan comieron? Sin embargo, hace más de tres mil trescientos años, antes de que el Mayflower zarpara, los judíos abandonaron Egipto. Cada judío en el mundo, incluso en Estados Unidos o en la Rusia soviética, sabe exactamente en qué fecha se fueron, el decimoquinto día del mes de Nisan. Todo el mundo sabe qué tipo de pan comieron. Incluso hoy en día los judíos de todo el mundo comen matzá en el decimoquinto día de Nissan. Vuelven a relatar la historia del éxodo y todos los problemas que los judíos han soportado desde el exilio. Concluyen esta noche con dos declaraciones: Este año, esclavos. El año que viene, gente libre. Este año aquí. El año que viene en Ierushalaim, en Sión, en Eretz Israel. Esa es la naturaleza de los judíos”.
Los judíos no recuerdan su historia, ellos la viven y la respiran, y la reviven y la experimentan cada año en Pesaj, usando la Hagadá para contar la historia del éxodo.
PREGUNTAS PARA PENSAR
- ¿Qué punto estaba haciendo Ben-Gurion?
- ¿Por qué crees que el pueblo judío se preocupa tanto de aprender cada detalle de la historia del Éxodo?

Jerome Bruner es un psicólogo estadounidense que ha argumentado persuasivamente que la narrativa es fundamental para la construcción del sentido, y el sentido es lo que hace que la condición humana sea efectivamente humana. Ninguna computadora necesita ser persuadida de cuál es su propósito en la vida, si hace lo que debe hacer. Los genes no necesitan estímulo motivacional. Los virus no requieren coaching. No necesitamos entrar en su mentalidad para entender lo que hacen y cómo lo hacen, porque no tienen mentalidad en la cual se pueda entrar.
Pero los humanos sí tienen. Actuamos en el presente por las cosas que hicimos, o nos sucedieron, en el pasado, y con el objeto de llegar al futuro deseado. Aun simplemente explicar qué es lo que estamos haciendo, es contar una historia. Tomemos a tres personas comiendo una ensalada en un restaurante: uno porque necesita bajar de peso, la otra porque es, por principios, vegetariana, y el tercero por las leyes religiosas de la dieta. En apariencia los tres actos son similares, pero responden a historias diferentes y tiene un sentido distinto para cada uno de los actores involucrados.
Pero aun así, ¿por qué tanto foco en contar la específicamente nuestra narrativa del Éxodo?
Uno de los pasajes más fuertes que he leído sobre la naturaleza de la existencia judía está contenida en el libro de Jean-Jacques Rousseau Considerations on the Government of Poland (1772) (Consideraciones sobre el Gobierno de Polonia). Es un lugar improbable para encontrar una visión de la condición judía, pero ahí está. Rousseau habla de los más grandes líderes políticos. El primero de ellos, dice, fue Moshé, quien “formuló y ejecutó el sorprendente acontecimiento de instituir un sentido nacional a un conjunto de fugitivos miserables, sin oficio, sin armas, sin talento, sin virtudes, sin coraje y que, al no tener un centímetro de tierra propia, era una masa de extraños en la faz de la tierra.”
Moshé, dijo, “tuvo el atrevimiento de hacer de esa tropa errante y servil un cuerpo político, un pueblo libre, y mientras vagaba por el desierto sin más que una piedra para servir de almohada, le dio la institución perdurable, a prueba del tiempo, fortuna y conquistadores, que 5000 años de historia no han logrado destruir ni debilitar.” Esta nación singular, dice, con frecuencia tan vituperada y diseminada, “sin embargo se ha mantenido hasta nuestros días, mezclada entre otras naciones sin asimilarse a ellas.”
El genio de Moshé, dice, yace en la naturaleza de las leyes que conservaron a los judíos como pueblo singular. Pero esa es solo parte de la razón. La otra parte figura en la parashá de esta semana en la institución de la narración como deber religioso fundamental, reviviendo y recordando los eventos del Éxodo cada año, y en particular, haciendo que los niños sean parte central de la historia. Notando que en tres de los cuatro pasajes referentes a la narrativa (tres en esta parashá y la cuarta en Vaetjanán) son los niños quienes hacen las preguntas, los sabios concluyeron que, siempre que sea posible, la narrativa de la noche del Seder debe ser en respuesta a las preguntas formuladas un niño. Si nosotros somos la historia que contamos sobre nosotros mismos, mientras no perdamos la historia nunca perderemos nuestra identidad.
Esta idea tuvo su expresión hace unos años en un fascinante encuentro. El Tíbet ha sido gobernado por los chinos desde 1950. Durante el levantamiento de 1959 el Dalai Lama, cuya vida corría peligro, huyó a Dharamsala en la India donde muchos de sus seguidores han vivido desde entonces. Viendo que su exilio podría ser prolongado, en 1992 decidió pedir consejo a los judíos, a quienes consideraba expertos mundiales en mantener la identidad en el exilio. Quiso saber cuál era el secreto. La historia de ese encuentro, que duró una semana, fue relatada por Roger Kamenetz en su libro The Jew in the Lotus (El judío en el Loto). Una de las cosas que le recalcaron fue la importancia de la memoria y la narrativa para mantener viva la cultura y la identidad del pueblo. Hablaron de Pesaj y del servicio del Seder en particular. En 1997 un grupo de Rabinos y dignatarios norteamericanos llevaron a cabo un Seder especial en Washington con la presencia del Dalai Lama. Esto es lo que él escribió a los participantes del evento:
En nuestro diálogo con los rabinos y sabios judíos, el pueblo del Tíbet ha aprendido acerca del secreto de la supervivencia espiritual judía en el exilio: uno de los secretos es el Seder de Pesaj. Durante 2000 años incluso en tiempos muy difíciles, el pueblo judío recuerda su liberación de la esclavitud hacia la libertad y esto les ha traído esperanza en momentos difíciles. Damos las gracias a nuestros hermanos y hermanas judíos por agregar en su celebración de la libertad el pensamiento de la libertad del pueblo tibetano.”
Las culturas son moldeadas por la variedad de historias de las que son protagonistas. Algunas de ellas tienen un rol especial en registrar la auto comprensión de los relatores. Son las llamadas narrativas centrales. Tratan sobre grandes masas de personas: tribu, nación, civilización. Mantienen al grupo unido horizontalmente a través del espacio y verticalmente a través del tiempo, dándole una identidad compartida que se transmite a través de las generaciones.
Ninguna ha sido tan fuerte como la historia de Éxodo, cuyo marco y contexto está desarrollada en nuestra parashá. Les dio a los judíos la identidad más tenaz vista en nación alguna. En las épocas de opresión les dio una esperanza de libertad. En los tiempos de exilio, una promesa de retorno. Les contó a doscientas generaciones de niños judíos quiénes eran y de qué historia formaban parte. Se transformó en la narración central del mundo sobre la libertad, adoptada por una variedad sorprendente de grupos desde los puritanos en el siglo XVII a los afroamericanos en el XIX y los budistas tibetanos en la actualidad.
Yo creo que soy un personaje en la historia de nuestro pueblo, y que tengo mi propio capítulo para escribir, y como yo, todos. Ser judío es verse como parte de esa historia, lograr que se mantenga viva en nuestro tiempo y hacer lo mejor posible para entregarla a los que vendrán después de nosotros.
PREGUNTAS PARA PENSAR
- ¿Por qué crees que contar nuestras historias es un factor tan poderoso en la construcción de nuestra identidad?

“A través de la Hagadá cientos de generaciones de judíos han pasado su historia a sus hijos. La palabra hagadá significa “relatar”, “contar”, “exponer.” Pero está muy relacionada a otra raíz hebrea que significa “enlazar”, “unir”, “conectar.” Al recitar la Hagadá, los judíos les dan a sus hijos una sensación de conexión con los judíos de todo el mundo y el pueblo judío a través del tiempo. Los une a un pasado y un futuro, una historia y un destino, y los hace personajes de su drama. Cada nación ha permanecido unida porque sus miembros vivieron en el mismo lugar, hablaron el mismo idioma, fueron parte de la misma cultura. Sólo los judíos, dispersos por los continentes, hablando distintos idiomas y participando en distintas culturas, han estado unidos por una narrativa, la narrativa de Pesaj, que cuentan en la misma forma en la misma noche. Más que la Hagadá es la historia de un pueblo, los judíos son un pueblo de una historia.”
Hagadá de Rab Jonathan Sacks, p. 2

- ¿Por qué crees que los judíos tienen la reputación de ser un pueblo que cuenta historias?
- ¿Por qué es particularmente importante en la tradición judía contar historias a los niños?
- ¿Por qué la historia del Éxodo es tan crítica para que el pueblo judío la recuerde y la cuente una y otra vez?

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en pocas palabras
- Contamos esta historia cada año en la noche del Seder al recitar la Hagadá. Pero la Hagadá es sólo una ayuda a la narración real, que debe ser experiencial. Debe involucrar una recreación y re-experimentación de la historia. Hacemos esto al comer matzá y maror, y al reclinarnos, y sentirnos como la realeza liberada. Esta es la mejor forma de contar una historia – en una forma que el oyente sienta que está realmente experimentando la historia.
LA IDEA CENTRAL
- Relatar historias es central a la cultura judía. El texto fundacional del pueblo judío – el Tanaj – es en su mayoría una narración de la historia antigua judía. Otros textos clásicos como el Talmud y el Midrash están repletos de historias. La educación es un valor central del judaísmo, y relatar historias es una herramienta fundamental de un educador. Si bien los Rabinos y maestros siempre han contado historias, el movimiento judío jasídico, más moderno, ha elevado el relato de historias a un nuevo nivel. El Rebe jasídico embelesa a sus jasidim con historias de tzadikim y milagros. Los judíos siempre han sido apasionados por la historia judía, y cada padre y educador invierte tiempo en contar historias de nuestro pueblo a la nueva generación.
- Si bien esta es una pregunta personal, no hay duda que cada niño judío puede nombrar las historias bíblicas y otras historias de la historia judía que han sido la fundación de su identidad judía. La experiencia del Seder durante la niñez en particular probablemente les dará memorias para toda su vida y asociaciones que acompañarán a la mayoría de los judíos hacia la adultez.
UNA VEZ SUCEDIÓ…
- El punto que Ben-Gurion estaba urgiendo a los delegados de las Naciones Unidas a entender era que los judíos siempre se han sentido conectados a la Tierra de Israel, hasta el punto de que conocen la historia que los llevó allí en los albores de su existencia como nación hasta el mínimo detalle. Debido al compromiso judío con el judaísmo ritual e histórico a lo largo de sus 4000 años de historia, especialmente en forma de los rituales de la noche del Seder y la narración de la historia del Éxodo, cada judío conoce cada uno de los detalles de la historia, porque es una parte intrínseca de su identidad. Y fundamental para esa identidad nacional, es su conexión con su patria ancestral.
- Quizás sin esta obsesiva atención a cada detalle, los judíos hubieran perdido su narrativa nacional y con ella su identidad nacional. El hecho de que 2000 años después del exilio de la Tierra de Israel todavía hubiera una fuerte conexión con nuestra patria, a pesar de que no había tenido una presencia judía significativa en todo ese tiempo, es indicativo de la narrativa nacional creada por los relatos que hacen los judíos.
PENSANDO MÁS PROFUNDAMENTE
- El Rabino Sacks cita a varios pensadores que explican que los seres humanos son un “animal contador de historias”, y que hay una conexión intrínseca entre la narrativa y la identidad. Llegamos a saber quiénes somos al descubrir de qué historias somos parte. La narrativa es fundamental para la construcción del sentido, y el sentido es lo que hace que la condición humana sea humana.
ALREDEDOR DE LA MESA DE SHABAT
Todas estas preguntas son abiertas, para alentar el análisis y el debate. No hay respuestas incorrectas. Sin embargo, aquí hay algunas ideas para considerar:
- Los textos judíos clásicos están repletos de narrativa, como el Tanaj, que presenta la antigua historia judía, y los textos rabínicos del Talmud y el Midrash, que explora las doctrinas y la teología del judaísmo a través de historias y leyendas. También hay mitzvot centrales que giran en torno a la narración, como la noche del Seder, y la lectura pública semanal de la Torá. Esto ha llevado a que los judíos sean conocidos como un pueblo que cuenta historias. Esto también ha llevado al movimiento judío moderno jasídico, donde la narración de las leyendas acerca de tzadikim es un eje central.
- El judaísmo siempre se ha centrado en educar a la próxima generación como una forma de asegurar la continuidad judía. El contar historias es una forma poderosa de construir identidad y socializar a los jóvenes judíos en la comunidad adulta y en las normas y creencias de su nación. Esta es la razón por la que el ritual del Seder de Pesaj se ha vuelto tan central y ampliamente observado (incluso por los judíos que en general no son ritualmente observantes).
- La historia del éxodo nos enseña acerca de la creación del pueblo judío como nación. Es el comienzo de una larga historia, de la cual nosotros somos los capítulos más recientes. Para entender el resto de la historia judía hay que su entender el comienzo. Más que una forma de entender la historia judía, los valores fundamentales del judaísmo nacieron en la experiencia de la esclavitud en Egipto y en la historia de la liberación. Creencias y valores judíos fundamentales, como Dios actuando en la historia para proteger a los débiles y vulnerables, y la responsabilidad de aprender de nuestra experiencia en Egipto para proteger a los débiles en la sociedad hoy, se formaron todos en la memoria colectiva de la narrativa del Éxodo, y entregados en lo sucesivo con la transmisión de la historia del Éxodo.
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Traducción y edición
- Iair Salem
- Carlos Gómez
- Inés Jawetz
- Abraham Maravankin