Edición Familiar: La política de la memoria (Ekev 5779)

EDICION FAMILIAR: LA POLÍTICA DE LA MEMORIA (EKEV 5779)

Convenio y Conversación: Edición Familiar es una iniciativa nueva y emocionante de La Oficina del Rabino Sacks para 5779. Escrita como un acompañamiento al ensayo semanal Convenio y Conversación del Rabino Sacks, la Edición Familiar tiene como objetivo conectar a los niños mayores y adolescentes con sus ideas y pensamientos sobre la parashá.

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Esta Edición Familiar es una guía al ensayo principal de Convenio y Conversación para Ekev 5779 que puedes leer aquí.

En Ekev Moshé continúa su discurso, estableciendo los principios del pacto que los israelitas hicieron con Dios, y qué se les exige como nación elegida en una Tierra Prometida. Si son fieles al pacto, serán bendecidos material y espiritualmente. Pero no deben atribuir su éxito solamente a sí mismos o a su virtud. Nunca deben olvidar que Dios los ayuda en cada paso a lo largo del camino. 

Moshé les recuerda sobre los pecados del pueblo durante los años en el desierto, el Becerro de Oro, la rebelión de Koraj, y otras historias similares. Les recuerda también del perdón de Dios. Recordando su historia, deben amar y respetar a Dios y enseñarles a sus hijos que también lo hagan. Este conjunto de creencias en su totalidad está resumido en los versículos que se convirtieron en el segundo párrafo de la Shemá (Deuteronomio 11:13-21). El destino de Israel depende de la fe de Israel.

Esta semana, Moshé continúa hablando al pueblo, proponiendo una doctrina política de tal sabiduría que seguirá siendo relevante durante toda su vida y para todas las generaciones. Lo hace mediante un particular contraste entre el ideal al cual ha sido llamado Israel y el peligro que el mismo enfrenta. El ideal es este:

“Observen los preceptos que el Señor vuestro Dios les ordenó, caminando por Sus sendas y reverenciándolo. Pues el Señor vuestro Dios los está conduciendo a una buena tierra – una tierra con arroyos y lagunas de agua, con fuentes que manan en los valles y los montes; una tierra de trigo y cebada, vides e higueras, granadas, aceite de oliva y miel; una tierra en la que el pan no escaseará y nada les faltará; una tierra en la que las rocas son de hierro y pueden excavar cobre en los montes. Cuando hayan comido y estén satisfechos, bendigan al Señor vuestro Dios por la buena tierra que Él les ha dado.”

Deuteronomio 8: 6-10

Y este es el peligro:

“Tengan cuidado de no olvidar al Señor vuestro Dios, no dejen de observar Sus preceptos, Sus leyes y Sus decretos que yo les estoy dando en este día. De lo contrario, cuando hayan comido y estén satisfechos, cuando construyan bellas moradas y se establezcan en el lugar, cuando vuestro ganado y vuestros rebaños hayan crecido mucho y vuestro oro y plata se incremente y todo se haya multiplicado, cuando vuestro corazón se haya enorgullecido y se olvidaren del Señor vuestro Dios que los sacó de Egipto, de la tierra de la esclavitud…pueden decirse “Es mi poder y mi fortaleza las que han producido esta riqueza para mí.” Pero recuerden al Señor vuestro Dios, pues es Él el que les dio la capacidad de producir riqueza y así lo confirma Su pacto, que Él juró ante vuestros antepasados, como es al día de hoy.

Deuteronomio 8: 11-17

Los dos pasajes siguen directamente uno tras otro. Están ligados por la frase “cuando hayan comido y estén satisfechos,” y el contraste entre ellos es un juego entre los verbo “recordar” y “olvidar.”

Buenas cosas, Moshé le dice al pueblo, te ocurrirán. Sin embargo, todo dependerá de cómo respondas. Comerás y estarás satisfecho y bendecirás a Dios, recordando todas las cosas provienen de Él – o comerás y estarás satisfecho y olvidarás a quién debes todo esto. Pensarás que proviene enteramente de tu propio esfuerzo: “Mi poder y la fortaleza de mis manos han producido esta riqueza para mí.” Aunque esto parecería ser una pequeña diferencia, en realidad, dice Moshé, hace toda la diferencia. Sólo alrededor de esto girará tu futuro como nación en tu propia tierra.

El argumento de Moshé es brillante y contra intuitivo. Pueden pensar, dice, que los tiempos difíciles han pasado. Han deambulado durante cuarenta años sin un hogar. Hubo momentos en los que no tuvieron agua ni comida. Estaban expuestos a la intemperie. Fueron atacados por sus enemigos. Ustedes pueden pensar que todo esto era la prueba de su fortaleza. No es así. El verdadero desafío no es la pobreza sino la riqueza, no la esclavitud sino la libertad, no el desamparo sino el hogar.

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Cuál es el ideal que Moshé le pide a Israel que persiga, y cuál es el peligro que puede bloquear este ideal?
  2. ¿Quién crees que es responsable por alcanzar estos objetivos, tu o Dios?
  3. ¿Crees que es más fácil creer en Dios cuando los tiempos son buenos o cuando son malos?

Había una vez un hombre que cayó al océano desde el costado de un barco. La tripulación de la nave inmediatamente se puso en acción, y trabajaron para rescatarlo. Primero le tiraron un salvavidas. Pero el hombre les gritó: “No se preocupen. Creo que Dios me salvará”, y no lo tomó. Así que enviaron un bote salvavidas para recogerlo, pero él se negó a subir al bote, declarando en vez: “No te preocupes. Creo que Dios me salvará.” Finalmente, pidieron un helicóptero para venir a rescatarlo, pero incluso luchando para no tragar agua, se negó a tomar la mano que lo ayudaría, y trepar por la escalera que colgaba del helicóptero.

“No te preocupes”, decía, “creo que Dios me salvará”. Eventualmente, el hombre se ahogó. Cuando llegó al cielo, estaba enojado con Dios y lo enfrentó. “¡Tenía toda la fe en Ti, en que me rescatarías, pero me abandonaste!”, exclamó a Dios. Dios respondió suavemente: “Hijo mío, te mandé un salvavidas, y luego un bote salvavidas, y luego un helicóptero. Pero te negaste a ver mi mano en ellos.”

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Cuál crees que es el mensaje de esta historia?
  2. ¿Cómo está conectada con La Idea Central?

Muchas naciones se han elevado a grandes alturas cuando enfrentaron el peligro y las dificultades. Pelearon batallas difíciles y sobrevivieron. Superaron las crisis – sequía, plagas, recesiones y derrotas – y fueron fortalecidas por ellas. Cuando los momentos son duros, la gente crece. Zanjan sus diferencias. Hay un sentido de solidaridad y comunidad, vecinos y extranjeros comparten el mismo esfuerzo. Mucha gente que ha pasado por la guerra lo sabe muy bien.

La verdadera prueba de una nación no reside en que puede sobrevivir una crisis sino si puede hacerlo en ausencia de la crisis. ¿Pueden permanecer fuertes durante las épocas de plenitud, poder y prestigio? Ese es el desafío que ha derrotado a todas las civilizaciones conocidas en la historia. No permitas que eso, dice Moshé, sea la causa de tu derrota.

La visión de Moshé es impactante. Las páginas de la historia están llenas de reliquias de naciones que en su momento parecían invencibles, pero que eventualmente declinaron, cayeron y quedaron en el olvido – y siempre por la razón que Moshé predijo. Ellos olvidaron. Las memorias se disipan. La gente pierde de vista los valores por los cuales alguna vez luchó – justicia, igualdad, independencia, libertad. La nación, luego de las batallas iniciales, se vuelve fuerte. Algunos de sus miembros enriquecen. Se vuelven relajados, auto-indulgentes, súper sofisticados, decadentes. Pierden el sentido de la solidaridad social. Ya no piensan que su deber es el de cuidar a los pobres, los débiles, los marginados, los olvidados. Comienzan a sentir que toda esa posición y riqueza es suya por derecho propio. Los lazos de fraternidad y responsabilidad colectiva comienzan a desgastarse. Los menos favorecidos sienten una aguda sensación de injusticia. La escena está preparada para una revolución o una conquista. Las sociedades sucumben a las presiones externas cuando han sido debilitadas por la decadencia interna. Ese era el peligro que vislumbró Moshé y sobre el cual lanzó su advertencia a la generación que estaba por entrar a la Tierra de Israel.

Moshé, sin embargo, hizo más que producir una profecía y una advertencia. También enseñó cómo se podía evitar esa situación, y aquí también su percepción fue tan relevante entonces como lo es ahora. Habló de la importancia vital de la memoria para la salud moral de la sociedad. A través de la historia ha habido muchos intentos de asociar la ética a los atributos universales de la humanidad. Algunos, como Immanuel Kant, la basaron en la razón. Otros la ligaron al deber. Bentham la asoció con las consecuencias (“la mayor felicidad para el mayor número de personas.”) David Hume la atribuyó a determinados sentimientos básicos: la simpatía, la empatía, la compasión. Adam Smith la definió como la capacidad de volver a situaciones determinadas y juzgarlas con desapego (“el espectador imparcial”). Cada una de estas concepciones tiene sus virtudes pero ninguna ha demostrado ser infalible.

El judaísmo adoptó y adopta una postura diferente. El guardián de la conciencia es la memoria. Reiteradas veces el verbo zajor, “recuerda”, resuena a través de los discursos de Moshé en Deuteronomio:

Recuerden que fueron esclavos en Egipto…y que el Señor vuestro Dios les ha ordenado que observen el día de Shabat. (Deuteronomio 5: 15)

Recuerden cómo el Señor vuestro Dios los guió a través del desierto durante estos cuarenta años… (Deuteronomio 8: 3)

Recuerden, y nunca olviden, el enojo que le provocaron al Señor vuestro Dios en el desierto… (Deuteronomio 9: 7)

Recuerden lo que el Señor vuestro Dios le hizo a Miriam en el camino de la salida de Egipto. (Deuteronomio 24:9)

Recuerden lo que les hicieron los amalekitas en el camino de la salida de Egipto. (Deuteronomio 25: 17)

Recuerden los días de antaño, los años de las épocas pasadas. (Deuteronomio 32: 7)

Como observó Yosef Jaim Yerushalmi en su gran tratado Zajor: Historia Judía y Memoria Judía, “Sólo en Israel y en ningún otro lugar existe el mandato de recordar como imperativo religioso de todo un pueblo.” Las civilizaciones comienzan a morir cuando olvidan. A Israel le fue ordenado no olvidar nunca.

En un elocuente pasaje, el estudioso norteamericano Jacob Neusner una vez escribió:

“La civilización pende suspendida, de generación en generación, del hilo de telaraña de la memoria. Si solo una pareja de madres y padres fracasa en transmitir a sus hijos lo que aprendieron de sus respectivos padres, la gran cadena de conocimiento y de sabiduría se corta. Si los guardianes del conocimiento humano tropiezan solo una vez, en su caída se colapsa todo el edificio de conocimiento y comprensión.”

La política de la sociedad libre depende de la transmisión de la memoria. Esa fue la visión de Moshé y nos habla a nosotros hoy como entonces, con su fuerza intacta.

El hebreo bíblico no tiene una palabra para historia. El hebreo moderno tuvo que tomar prestada una palabra: historia. La palabra clave de la Biblia Hebrea no es historia, sino memoria. Zajor, el mandamiento de recordar, ocurre una y otra vez en la Torá… Hay una profunda diferencia entre historia y memoria. Historia es la historia de él – un evento que alguna vez le sucedió a alguien. Memoria es mi relato – algo que me sucedió a mí y es parte de quien soy. Historia es información. Memoria, en cambio, es parte de la identidad propia. Puedo estudiar la historia de otros pueblos, culturas y civilizaciones. Esto profundiza mi conocimiento y expande mis horizontes. Pero no se vuelve parte mía. Es el pasado como pasado. Memoria es el pasado como presente, ya que vive en mí. Sin memoria no puede existir identidad. La enfermedad de Alzheimer, la atrofia progresiva de la memoria, es también la desintegración de la personalidad. Así como con los individuos, también  con una nación: tiene una identidad que se sostiene en el tiempo en la medida en que pueda recordar de dónde vino y quiénes fueron sus ancestros

The Jonathan Sacks Haggadah, pp. 38-39

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Cuál es la diferencia entre historia y memoria? ¿Por qué el judaísmo sólo tiene una palabra para memoria?
  2. ¿Cómo asegura el judaísmo que nuestra memoria nacional sea pasada de una generación a la siguiente?
  1. ¿Cuál es el ideal que Moshé le pide a Israel que persiga, y cuál es el peligro que puede bloquear este ideal?
  2. ¿Quién crees que es responsable por alcanzar estos objetivos, tú o Dios?
  3. ¿Crees que es más fácil creer en Dios cuando los tiempos son buenos o cuando son malos?
  4. ¿Por qué crees que el pueblo judío no ha sufrido el mismo destino que otras civilizaciones (como Grecia y la Italia del Renacimiento), que han desaparecido de las páginas de la historia?
  5. ¿Cuál es la diferencia entre historia y memoria? ¿Por qué el judaísmo sólo tiene una palabra para memoria, y cómo asegura que nuestra memoria nacional sea pasada de una generación a la siguiente?

¿Quieres ganar un Sidur con los rezos diarios semanales de Koren Aviv? Este Sidur ha sido diseñado para ayudar a los jóvenes a explorar su relación con Dios así como los valores, historia y religión de su pueblo. Envía un correo electrónico a: CCFamilyEdition@rabbisacks.org con tu nombre, edad, ciudad y una pregunta u observación sobre la parashá de Convenio y Conversación Edición Familiar. Los participantes deben ser menores de 18 años. Cada mes seleccionaremos dos de las mejores, y ambos recibirán un Sidur dedicado por el Rab Sacks! Gracias a Koren Publishers por la amabilidad de donar estos maravillosos Sidurim.

LA IDEA CENTRAL

  1. El ideal es que siempre reconozcas que tus bendiciones provienen de Dios, y le agradezcas por ellas. Si bien tú también debes poner de tu parte para lograr lo que te propones, y aunque debes sentirte orgulloso de tu progreso, esfuerzo y éxitos, el peligro es que te olvides de ver a Dios como la fuente de tus bendiciones. Esto tal vez porque los milagros vienen ocultos, el trabajo requiere de tu propio esfuerzo también, y en Israel la tierra es buena y tú prosperaras en ella, y esto te tentará a olvidar el papel de Dios en tu éxito.
  2. Cuando trabajamos duro para lograr cosas en la vida, es injusto dar a otra persona, incluso a Dios, todo el crédito. Sin embargo, ignorar los regalos y oportunidades que Dios ha proporcionado para permitirnos trabajar duro y lograrlo, es profundamente problemático. Un enfoque saludable es ver un equilibrio en todo lo que hacemos. Permitámonos tomar un poco de crédito y asegurarse de dar también el crédito a Dios por su rol, y por supuesto, mostrar gratitud por eso.
  3. La fe es siempre un desafío. Durante los malos momentos es difícil entender el plan de Dios para nosotros, y mantener nuestra fe en Él (aunque a veces los desafíos durante esos momentos pueden acercarnos más a Él debido a nuestras necesidades durante las épocas difíciles). En los buenos tiempos, a menudo es demasiado fácil olvidarse de reconocer el papel de Dios, y por error nos damos todo el crédito a nosotros mismos o al statu quo por los buenos tiempos. Nuestro desafío es encontrar a Dios tanto en los tiempos malos como en los buenos.

UNA VEZ SUCEDIÓ…

  1. Buscar la mano de Dios en nuestras vidas. A veces, incluso cuando podría parecer obvio, podemos no ver la mano de Dios, así que debemos esforzarnos por buscarla. Dios no sólo juega un papel en nuestras vidas a través de milagros y fenómenos sobrenaturales. Él también puede dirigir e influir en nuestras vidas a través de los medios naturales y a través de nuestras interacciones con otras personas y la influencia que tienen en nuestras vidas. A veces los signos son sutiles, y es nuestro desafío poder verlos.
  2. Moshé advierte a los israelitas que cuando entren en la tierra prosperarán porque es una buena tierra. Pero esto significará que correrán el riesgo real de olvidarse de ver la mano de Dios en su prosperidad. Olvidarán el papel de Dios y pensarán que fue sólo su propio trabajo duro e ingenio lo que los condujo a sus éxitos y logros. Su desafío es poder ver la mano de Dios en todo lo que logran.

DEL PENSAMIENTO DEL RABINO SACKS

  1. La historia es un relato que nos pertenece. Puede ser interesante y valioso aprender de ella, pero no es parte de nuestra propia identidad. La memoria es nuestro propio relato y nuestra propia identidad. Es personal, y es la base de quien somos, y la identidad nacional que transferimos a la generación siguiente. El judaísmo se preocupa de esta transmisión, y por lo tanto da gran importancia a los rituales y a la educación para asegurar que la generación siguiente reciba la memoria nacional, y con ella, su propia identidad.
  2. Esto lo hace en gran parte a través de su ritual, que se basa en un proceso activo de memoria (como el ritual de la noche del Seder de Pesaj). Estos rituales tienen como objetivo personalizar los recuerdos nacionales de las personas a través de la re-experiencia y el recrear los acontecimientos que ocurrieron hace miles de años. Junto con el valor judío central de la educación, la herencia y la identidad nacional del pueblo judío se transmite de generación en generación.

ALREDEDOR DE LA MESA DE SHABAT

  1. Ver La Idea Central, respuesta 1.
  2. Ver La Idea Central, respuesta 2.
  3. Ver La Idea Central, respuesta 3.
  4. De las ideas contenidas en Convenio y Conversación de esta semana, puede haber dos enfoques posibles para esta pregunta. En primer lugar, esto podría deberse a que el pueblo judío nunca ha tenido realmente un período de paz y tranquilidad en el que se les ha dejado “olvidar a Dios” y por error atribuir su éxito sólo a sí mismos. Por lo tanto, evitaron el riesgo de que esto hubiera llevado a una arrogancia y decadencia moral, lo que provocó la caída de tantas naciones a lo largo de la historia. Incluso en un mundo post-Holocausto donde existe el Estado Judío, el antisemitismo todavía existe en todo el mundo (y sólo parece estar aumentando en nuestra generación), y el propio Estado de Israel sigue luchando una guerra existencial por su propia sobrevivencia. Alternativamente, se puede argumentar que el judaísmo ha sido profundamente eficaz en mantener su propia continuidad a través de un enfoque cultural y religioso en la educación y la transmisión de los valores nacionales y la identidad.
  5. Ver Del Pensamiento del Rabino Sacks, respuestas 1 y 2.

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Esta Edición Familiar es una guía al ensayo principal de Convenio y Conversación para Ekev 5779 que puedes leer aquí.

Traducción y edición

  • Iair Salem
  • Carlos Gómez
  • Inés Jawetz
  • Abraham Maravankin