Edición Familiar: ¿Por qué el pueblo judío es tan pequeño? (Vaetjanán 5779)

EDICION FAMILIAR: ¿POR QUÉ EL PUEBLO JUDÍO ES TAN PEQUEÑO? (VAETJANÁN 5779)

Convenio y Conversación: Edición Familiar es una iniciativa nueva y emocionante de La Oficina del Rabino Sacks para 5779. Escrita como un acompañamiento al ensayo semanal Convenio y Conversación del Rabino Sacks, la Edición Familiar tiene como objetivo conectar a los niños mayores y adolescentes con sus ideas y pensamientos sobre la parashá.

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Vaetjanán contiene algunos de los pasajes teológicos más magníficos de todo el judaísmo. Moshé le dice al pueblo que sus leyes e historia son únicas y así serán vistos por las demás naciones. Sus leyes fueron dadas por Dios, su historia fue escrita por Dios – no existe otra nación de la cual se pueda decir cualquiera de estas cosas.

Moshé entonces empieza su segundo gran discurso. Le recuerda al pueblo acerca de los Diez Mandamientos y de la revelación en el Monte Sinaí, y les ordena poner a Dios en el centro de sus vidas. Este pasaje se convierte en el primer párrafo de la Shemá, y nuestra expresión suprema del amor a Dios. Lo recitamos día y noche, lo enseñamos a nuestros hijos, los hombres lo usan en la forma de tefilín, y se colocan como mezuzot “en las jambas de las puertas de sus casas” (Devarim 6:9).

Hacia el final de Vaetjanán hay una declaración que es fácil pasar por alto, pero que es un punto extremadamente importante. Esta expresión otorga una nueva complejidad a la imagen bíblica del pueblo de Israel: “El Señor no otorgó Su afecto a ustedes y los eligió por ser más numerosos que otros pueblos, pues ustedes son los menos numerosos de todos.” (Devarim 7:7)

Eso no es lo que habíamos visto hasta ahora. En Génesis, Dios les prometió a los patriarcas que sus descendientes serían como las estrellas del firmamento, la arena de la orilla del mar y el polvo de la tierra, o sea, incontables. Abraham le fue dicho que sería el padre no solo de una nación sino de muchas. Al comienzo de Éxodo leemos cómo la familia del pacto, que sumaba apenas setenta integrantes cuando bajaron a Egipto, fueron “fértiles y prolíficos y su población se incrementó. Fueron tan numerosos que la tierra estaba repleta de ellos.” (Shemot 1:7) En el libro de Devarim, en tres ocasiones Moshé describe a los israelitas como “tantos como las estrellas del cielo” (1:10; 10:22; 28:62).

En todos estos textos, así como en otros, es el tamaño, el gran número, lo que se enfatiza. La idea de que un día seremos una gran cantidad. Entonces, ¿qué pretende decir Moshé al hablar de nuestra pequeñez? Hay algo en este versículo que se conecta con la realidad de la historia judía. Históricamente los judíos fueron un pueblo pequeño. Incluso hoy, somos menos del 0,2 por ciento de la población mundial. Hay dos razones para esto. Primero, el duro precio del exilio y las persecuciones. Para nuestro pueblo disperso por el mundo, ha sido muy difícil florecer y desarrollarse, ya que en muchos países a lo largo de los años los judíos han sido atacados, expulsados o forzados a convertirse. La población judía es una mera fracción de lo que podría haber sido de no haber existido un Adrián, las Cruzadas y el antisemitismo.

La segunda razón es que los judíos no buscaron convertir a otros. Si lo hubieran hecho su número sería cercano al cristianismo (2.4 billones) o al islam (1.6 billones). En efecto, Malbim (un comentarista de la Biblia nacido en 1809 en Ucrania) propone lo siguiente acerca de nuestro versículo. Los versículos anteriores dicen que los israelitas estaban por entrar en la tierra de las siete naciones: los hititas, guirgashitas, amorreos, cananeos, perizitas, jivitas y iebusitas. Moshé advierte sobre el casamiento con mujeres de estas naciones, no por motivos raciales sino religiosos: “Llevarán a tus hijos a servir a otros dioses en lugar de seguirme a Mí” (Devarim 7:4) La interpretación de Malbim de este versículo es que Moshé le dice a los israelitas: no justifiquen su unión con mujeres de estas tribus con el fin de incrementar el número de judíos. A Dios no le interesan los números.

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Por qué crees que Dios y Moshé describen a los israelitas como numerosos en varias ocasiones?
  2. ¿Cómo puede explicarse el pequeño número de Israel? ¿Significa esto que las promesas de Dios no se cumplirán?
  3. Si a Dios no le interesan los números, ¿qué sí Le interesa?

Mark Twain es considerado ampliamente como uno de los mejores escritores de Estados Unidos. Su nombre verdadero era Samuel Langhorne Clemens (1835–1910). El siguiente es un famoso párrafo tomado de un artículo que escribió para una revista, respondiendo a un pedido de aclarar sus puntos de vista sobre los judíos.

Si las estadísticas son correctas, los judíos constituyen sólo el uno por ciento de la raza humana. Sugiere una tenue bocanada nebulosa de polvo de estrella perdido en el resplandor de la Vía Láctea.

En verdad, del judío no se debería oír; pero de él se escucha y siempre se ha oído hablar de él. Es tan prominente en el planeta como cualquier otro pueblo, y su importancia comercial es extravagantemente desproporcionada a la pequeñez de su volumen.

Sus contribuciones a la lista mundial de grandes nombres en la literatura, la ciencia, el arte, la música, las finanzas, la medicina y el aprendizaje profundo también son desproporcionados en relación con lo exiguo de su cantidad. Él ha librado una lucha maravillosa en este mundo, en todas las épocas; y lo ha hecho con las manos atadas detrás de él. Podría ser vanidoso de sí mismo, y ser excusado por ello.

Los egipcios, los babilonios y los persas florecieron, llenaron el planeta de sonido y esplendor, luego se desvanecieron en cosas de ensueño y desaparecieron; los griegos y los romanos les siguieron, e hicieron un gran ruido, y se han ido; otros pueblos han surgido y han sostenido su antorcha en alto por un tiempo, pero se apagó, y se sientan en las sombras ahora, o han desaparecido. El judío los vio a todos, los derroto a todos, y ahora es lo que siempre fue, sin exhibir decadencia, sin enfermedades del paso del tiempo, sin debilitamiento de sus partes, sin ralentización de sus energías, sin dejar de estar alertas y con una mente agresiva.

Todas las cosas son mortales menos el judío; todas las demás fuerzas pasan, pero él permanece. ¿Cuál es el secreto de su inmortalidad?

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Puedes explicar la contribución del pueblo judío al mundo a pesar de ser un pueblo diminuto?
  2. ¿Cuál crees que es el secreto de la inmortalidad judía (y su éxito)?

El Tanaj mismo describe un extraordinario episodio que arroja una luz diferente sobre el tema del tamaño del pueblo judío. Transcurre en el séptimo capítulo del libro de Jueces. Dios le dice a Gideon que convoque a un ejército para combatir a los midianitas. Gideon junta a 32,000 hombres. Dios le dice “Tienes demasiados hombres, no puedo entregar a los midianitas en tus manos o Israel alardeará contra Mí diciendo, ‘mi propia fuerza es la que me ha salvado’” (Jueces 7: 2).

Dios pide a Gideon que les diga a los hombres: el que tiene miedo y quiera volver a su casa que lo haga. Partieron 22,000 hombres. Quedaron diez mil. Dios le dice a Gideon, “todavía hay demasiados.” Propone una nueva prueba: que Gideon lleve a los hombres al río y vea cómo toman agua. Nueve mil setecientos se arrodillaron para beber y fueron descartados. Gideon quedó con sólo trescientos hombres. “Con los trescientos hombres que lamieron (el agua) Yo los salvaré y entregaré a los midianitas en tus manos,” le dice Dios (Jueces 7: 1-8). Mediante una estrategia brillante e inesperada, los trescientos hombres obligaron a todo el ejército midianita a huir.

El pueblo judío es pequeño pero ha logrado grandes cosas, dando fe de una fuerza que va más allá de ellos mismos. Ha logrado cosas que ninguna otra nación de su tamaño pudo haber hecho. Su historia es un testimonio viviente de la fuerza de la Divina Providencia y el impacto de ideales elevados. Es eso lo que Moshé quiso decir cuando declaró:

“Pregunta ahora sobre las épocas pasadas, mucho antes de tu tiempo, desde el día en que Dios creó a los seres humanos sobre la tierra; pregunta desde un extremo al otro del cielo. ¿Ha existido algo tan grande como esto alguna vez, o se ha escuchado algo semejante? ¿Ha oído algún otro pueblo la voz de Dios hablando desde el fuego, como lo han oído ustedes, y ha permanecido vivo? ¿Ha existido algún otro dios que ha sacado para sí una nación de dentro de otra nación por medio de pruebas, señales y portentos, mediante la guerra, con mano poderosa y brazo extendido, o mediante grandes e impactantes hechos, como todas las cosas que el Señor tu Dios hizo por ti en Egipto ante tus propios ojos?” (Devarim 4:32-34)

Israel desafía las leyes de la historia porque sirve al Autor de la historia. Adherido a la grandeza, se convierte en grande. A través del pueblo judío, Dios le está diciendo a la humanidad que no es necesario ser numeroso para ser grande. Las naciones son juzgadas por su contribución a la herencia humana, no por su tamaño. La prueba más contundente de esto es que una nación tan pequeña como la judía pueda producir un flujo continuamente renovado de profetas, sacerdotes, poetas, filósofos, sabios, santos, halajistas, hagadistas, codificadores, comentaristas, rabinos y roshei yeshivot (directores de academias talmúdicas). Ha producido además algunos de los más grandes escritores, artistas, músicos, cineastas, académicos, intelectuales, médicos, abogados, hombres de negocios, e innovadores tecnológicos. Fuera de toda proporción en relación con su número, los judíos pueden verse como juristas y abogados peleando contra la injusticia, economistas luchando contra la pobreza, médicos contra las enfermedades, maestros contra la ignorancia y terapeutas luchando contra la desesperación y la depresión.

No se requieren grandes números para agrandar el horizonte espiritual y moral de la humanidad. Se necesitan otras cosas totalmente distintas: un sentido del valor y de la dignidad del individuo, del poder de la capacidad humana de transformar el mundo, de la importancia de darle a todos la mejor educación posible, de hacer que cada uno de ellos asuma la responsabilidad colectiva de mejorar la condición humana. El judaísmo nos pide que tengamos la voluntad de tomar esos ideales elevados y ponerlos en práctica en el mundo real, sin que las posibles frustraciones y derrotas nos afecten

Esto es evidente aún hoy, especialmente entre el pueblo de Israel, en el Estado de Israel. Ridiculizado y denigrado en gran parte del mundo, Israel sigue produciendo milagros en medicina, agricultura, tecnología y el arte, como si la palabra “imposible” no existiera en la lengua hebrea. Israel sigue siendo una pequeña nación, rodeada, como en los tiempos bíblicos, por “naciones más grandes y más fuertes que ustedes” (Devarim 7:11). Pero la verdad permanece, como dijo Moshé: “El Señor no les dio Su afecto a ustedes por ser más numerosos que otros pueblos, pues ustedes son los menos numerosos.”

Este pequeño pueblo ha sobrevivido a los imperios más grandes del mundo para entregar a la humanidad un mensaje de esperanza: no es necesario ser numeroso para ser grande. Lo que se requiere es estar abierto a un poder más grande que uno mismo. Se comenta que el rey Luis XV de Francia le pidió una vez a Blas Pascal, el brillante matemático y teólogo, que le diera una prueba de la existencia de Dios. Se dice que Pascal le replicó: “¡Su Majestad, los judíos!”

Los judíos han sido siempre un pueblo pequeño, sin embargo nuestros ancestros sobrevivieron con la creencia de que la eternidad se encuentra en las vidas simples de seres humanos normales. Encontraron a Dios en hogares, familias y relaciones. Rezaron a Dios en sinagogas, los primeros lugares en convertirse santos por el simple hecho de que la gente que se reúne allí a rezar. Descubrieron a Dios en el corazón humano y en nuestra capacidad de hacer un mundo diferente a través de lo que hacemos. Encontraron a Dios, no en el viento o el trueno o el terremoto, sino en palabras, las palabras de la Torá, el contrato matrimonial entre Dios y el pueblo que Él tomó como Suyo propio. Ellos estudiaron una y otra vez esas palabras e intentaron llevarlas a la práctica. Ellos trajeron el cielo a la tierra, porque creyeron que Dios vive donde quiera que dediquemos nuestras vidas a Él.

Radical Then, Radical Now, p. 50

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Cuál es la conexión entre ser un pueblo pequeño y encontrar a Dios en lugares y personas simples?
  2. ¿Crees que existe un mensaje en el hecho que el pueblo judío ha sido siempre pequeño?
  1. ¿Por qué crees que el pueblo judío ha sido siempre pequeño en número? ¿Significa esto que las promesas de Dios a los patriarcas no se han cumplido?
  2. Si a Dios no le interesan los números, ¿qué sí Le interesa?
  3. ¿Cuál es el mensaje de la historia de Gideon en el capítulo siete de Jueces?
  4. ¿Por qué crees que los judíos han logrado cosas que ninguna otra nación de su tamaño ha logrado?
  5. ¿Cuál es el mensaje de la historia judía contenido en el tamaño del pueblo judío?

¿Quieres ganar un Sidur con los rezos diarios semanales de Koren Aviv? Este Sidur ha sido diseñado para ayudar a los jóvenes a explorar su relación con Dios así como los valores, historia y religión de su pueblo. Envía un correo electrónico a: CCFamilyEdition@rabbisacks.org con tu nombre, edad, ciudad y una pregunta u observación sobre la parashá de Convenio y Conversación Edición Familiar. Los participantes deben ser menores de 18 años. Cada mes seleccionaremos dos de las mejores, y ambos recibirán un Sidur dedicado por el Rab Sacks! Gracias a Koren Publishers por la amabilidad de donar estos maravillosos Sidurim.

LA IDEA CENTRAL

  1. El contexto de cada uno de estos momentos en que la Torá menciona la fuerza que se encuentra en el número del pueblo judío, es una promesa sobre el futuro. A los patriarcas se les prometió que su familia se convertiría en un gran pueblo vibrante que cumpliría el pacto con Dios. Moshé también estaba tranquilizando al pueblo sobre el futuro. En estas etapas de la historia judía el futuro estaba lejos de ser cierto, y el pueblo era en efecto pequeño en número. De hecho, el pueblo judío hoy en día, a pesar de su relativa pequeñez en comparación con otras naciones, es “numeroso como las estrellas” en comparación con los primeros tiempos bíblicos.
  2. El Rabino Sacks da dos razones para el pequeño tamaño de la población judía: Primero, los miles de años de persecución, exilio y errar, incluyendo y culminando en el Holocausto, y segundo, porque el judaísmo nunca ha sido una religión proselitista, y ha nunca tuvo como objetivo convertir a los no judíos al judaísmo o traerlos al pueblo judío (a diferencia de las otras religiones monoteístas principales que ahora comprenden más de la mitad de la población del planeta). A pesar de esto, el pueblo judío es fuerte y vibrante, y en comparación con los tiempos bíblicos, incluso numeroso. Esto significa que todavía podemos argumentar, que la promesa de Dios en efecto se ha cumplido.
  3. Dios está más interesado en la calidad que en la cantidad. A pesar de que sólo comprende menos del 0,2% de la población mundial, la contribución que el pueblo judío ha hecho a la humanidad es incalculable y ciertamente ha ido mucho más allá de su número. La misión nacional judía tal como se establece en la Torá no depende de que el pueblo judío sea una nación numerosa y poderosa.

UNA VEZ SUCEDIÓ…

  1. Muchos eruditos y académicos han sugerido varias teorías para explicar esto, y estas están fuera del alcance de este Convenio y Conversación. Sin embargo, sería interesante explorar con sus hijos/alumnos/amigos qué piensan, y por qué parece que este pueblo pequeño en número siempre parece estar en el centro de la humanidad y sus logros (y desafíos), y si piensan que esto es parte del plan de Dios para el pueblo judío, y el cumplimiento de su destino nacional (y lo que ello pueda ser).
  2. Nadie tiene la respuesta para esto. Pero algunos creen que es la influencia de Dios. Algunos creen que es el subproducto de una larga experiencia de exilio. Otros creen que este es resultado directo de la cultura centrada en la familia y la educación del judaísmo tradicional, como el Rabino Sacks lo exploró en Convenio y Conversación de la semana pasada.

DEL PENSAMIENTO DEL RABINO SACKS

  1. El Dios Infinito y Todopoderoso, en lugar de elegir una nación numerosa para ser Su “pueblo elegido” para testificar Su grandeza, Dios eligió un pueblo pequeño e insignificante que encontró a Dios y la divinidad en todos los seres humanos, y en lugares simples. El mensaje aquí es que todos los seres humanos pueden tener una relación íntima con el único Dios verdadero, no sólo los ricos y poderosos.
  2. Este es el mensaje del pueblo judío y la historia judía. A Dios no le interesan los números o el poder. Este pueblo pequeño e insignificante ha sobrevivido a todos los imperios poderosos de la historia (Ver Una vez sucedió…). No existen jerarquías basadas en la riqueza, el poder, o incluso la educación, cuando se trata de adorar a Dios. Cada ser humano es creado a imagen de Dios, y tiene un valor inalienable, y el mismo derecho a una relación íntima con Dios.

ALREDEDOR DE LA MESA DE SHABAT

  1. Ver La idea central, respuesta 2.
  2. Ver La idea central, respuesta 3.
  3. Dios enseñó a Gideon una lección muy profunda, que los números no necesariamente significan poder. El poder y la fuerza provienen de un intelecto brillante (la estrategia que usó el pequeños ejercitó de 300 soldados). Es más, con la ayuda de la Providencia Divina, los números se volvieron irrelevantes, tanto en la batalla como en la supervivencia y prosperidad en la historia (la historia judía es un caso que demuestra esto.
  4. Ver Una vez sucedió… respuesta 1.
  5. Ver Del pensamiento del Rabino Sacks, respuestas 1 y 2.

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Traducción y edición

  • Iair Salem
  • Carlos Gómez
  • Inés Jawetz
  • Abraham Maravankin