Edición Familiar: No considerado entre las naciones (Balak 5779)

EDICION FAMILIAR: NO CONTADO ENTRE LAS NACIONES (BALAK 5779)

Convenio y Conversación: Edición Familiar es una iniciativa nueva y emocionante de La Oficina del Rabino Sacks para 5779. Escrita como un acompañamiento al ensayo semanal Convenio y Conversación del Rabino Sacks, la Edición Familiar tiene como objetivo conectar a los niños mayores y adolescentes con sus ideas y pensamientos sobre la parashá.

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Esta Edición Familiar es una guía al ensayo principal de Convenio y Conversación para Balak 5779 que puedes leer aquí.

Balak, rey de Moab, teme el avance de los israelitas. Junto a los ancianos de Midián, intenta contratar a Bilaam, un profeta muy conocido en la Mesopotamia, para maldecir al pueblo judío. Bilaam consulta con Dios, que le dice que no vaya, pero los moabitas y midianitas volvieron con otra oferta. Esta vez Dios dice a Bilaam que los acompañe, pero sólo para decir las palabras que Él le pondrá en su boca. Luego de un extraño incidente donde el burro de Bilaam ve a un ángel bloqueando el camino, Bilaam y Balak  suben a una montaña desde donde pueden divisar el campamento de los israelitas.

Tres veces, en diferentes lugares, ellos preparan altares y sacrificios, pero cada vez, Bilaam pronuncia bendiciones en lugar de maldiciones. Balak se retira con rabia y frustración. Sin embargo, habiendo sido salvados de las maldiciones de Bilaam, los israelitas traen desgracias sobre sí mismos, a través de mal comportamiento, adulterio e idolatría. Veinticuatro mil personas mueren por una plaga que cayó sobre el campamento, hasta que  Pinjás, en un acto de recelo y pasión, se levanta contra uno de los transgresores.

Algunas de las frases más hermosas dichas sobre el pueblo judío fueron expresadas por Bilaam: “Quién puede contar el polvo de Yaakov… ¡Que mi fin sea como el de ellos!… ¡Cuán hermosas son tus tiendas, Yaakov, tus moradas, Israel!…Una estrella saldrá de Yaakov, un cetro se elevará de Israel.” Una de estas bendiciones está entre las más famosas descripciones que jamás se hicieron sobre el pueblo de Israel “Es una nación que vive sola, no considerada entre las naciones” (Bamidbar 23: 9) ¿Pero qué significa esto?

Hay una explicación que se ha hecho popular en los tiempos modernos, de que el destino de Israel es estar aislado, sin amistades, odiado, abandonado y en soledad, como si el antisemitismo de alguna forma estuviera escrito en el guión de la historia. Yo no creo esto. No es así. Ninguno de los profetas lo afirmó. Por el contrario, ellos creían que las naciones del mundo finalmente reconocerían al Dios de Israel e irían a venerarlo en el Templo de Jerusalem. Zejariah (8:23) predijo que un día “diez personas de todas las lenguas y naciones tomarán firmemente el ruedo de la vestimenta de un judío y le dirán ‘déjanos ir contigo, porque hemos oído que Dios está contigo’” No hay nada predestinado ni inevitable sobre el antisemitismo.

Entonces ¿qué significan las palabras de Bilaam? “Es una nación que vive sola, no considerada entre las naciones.” Ibn Ezra dice que a diferencia de todas las otras naciones, aun siendo minoría dentro de una cultura no judía, no nos asimilaremos. Ramban dice que nuestra cultura y nuestro credo permanecerán puros, no una mezcla de múltiples tradiciones y nacionalidades. El Netziv da una interpretación claramente dirigida a los judíos de su tiempo, que “Si los judíos viven una vida separada y distintiva, podrán vivir sin peligro, pero si buscan emular a ‘las naciones’ no serán reconocidos como algo especial.”

Existe, sin embargo, otra posibilidad, insinuada por un escritor antisemita, G. K. Chesterton. Él escribió famosamente que Estados Unidos era “una nación con alma de iglesia” y “la única nación en el mundo fundada en base a un credo (creencia religiosa).” Pero de hecho, Estados Unidos no es la única nación que puede ser descrita de esta forma. Eso es precisamente lo que hace que Israel sea diferente – y cuando Estado Unidos se formó, fue fuertemente influenciado por la idea del Israel bíblico y el concepto judío de pacto. El Israel antiguo efectivamente estaba fundado en un credo y como consecuencia resultó en una nación con el alma de una religión. Cuando Bilaam describió al pueblo judío como “no considerado entre las naciones”, él estaba resaltando qué es lo que hace único a Israel. El pueblo judío es único porque es ambas cosas, una nación y una religión.

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Por qué piensas que es tentador interpretar la bendición de que Israel es “Una nación que vive sola, no considerada entre las naciones” como que el destino de Israel es ser aislada, sin amigos, odiada?
  2. ¿Crees que algún día podremos vivir en un mundo sin antisemitismo?
  3. ¿Qué hace única a una nación? ¿Cómo es única la nación judía?

Una vez sucedió en el campo de batalla entre dos naciones en guerra, que un judío se encontró a otro judío en combate mortal. Mientras uno de los soldados judíos corría para cubrirse en una trinchera, el otro gritó: “Ríndete, o dispararé”. El soldado que se había escondido, temblando de miedo, cerró los ojos y llorando, recitó las palabras familiares de su infancia: “Shema Israel, Hashem Elokeinu, Hashem Ejad”. El otro soldado al escuchar estas palabras, respondió con sorpresa y emoción: “Baruj shem kevod maljutó leolam vaed”. Dejando su arma a un lado, extendió la mano a su antiguo enemigo, y se abrazaron como hermanos.

Esta historia ha sido contada en diferentes épocas de la historia en distintas guerras (incluyendo la Primera Guerra Mundial y la guerra de Malvinas) y en teoría podría haber ocurrido en cualquier guerra entre dos ejércitos que incluyeran soldados judíos en cada uno de ellos.

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. Estos soldados, claramente compartían una religión. ¿Compartían también una identidad nacional?
  2. ¿Puedes pertenecer a más de una nación? ¿Cuál es tu identidad nacional?

Como exploramos en la parashá Behaaloteja, la naciones, antiguas o modernas, siempre surgieron a partir de factores históricos. Un grupo de personas que vive en una tierra desarrolla una cultura compartida, constituye una sociedad, y así se transforma en nación.

Los judíos, ciertamente desde el exilio babilónico en adelante, carecían de los atributos convencionales de una nación. No vivían en una misma tierra. Algunos vivían en Israel, otros en Babilonia, y aún otros en Egipto. Más tarde se dispersarían por todo el mundo. No compartían el lenguaje diario, ya que aprendían el lenguaje del país en que vivían. Rashi hablaba francés, Rambam hablaba árabe. Había muchos vernáculos judíos, como las distintas versiones del yiddish, ladino y otros dialectos regionales judíos. No compartían el mismo régimen político. No compartían el mismo ambiente cultural. Y los judíos de distintos países experimentaron distintas épocas doradas y tiempos difíciles. Pese a esto, siempre nos vimos a nosotros mismos, y éramos vistos por los demás, como una nación: el primero, y por mucho tiempo el único, pueblo global.

¿Qué fue entonces lo que los transformó en nación? Esa es la pregunta que R. Saadia Gaón se hizo en el siglo X y a la que dio su famosa respuesta: “Nuestra nación es sólo una nación en virtud de sus leyes (torot).” Ellos fueron el pueblo definido por la Torá, una nación bajo la soberanía de Dios. Habiendo recibido, singularmente, sus leyes aún antes de entrar en la tierra, permanecieron unidos por esas mismas leyes aun cuando la tierra fue perdida. Eso no ha ocurrido nunca con ninguna otra nación.

Singularmente entonces, en el judaísmo la religión y la nacionalidad coinciden. Hay naciones con muchas religiones, la Inglaterra multicultural es una de tantas. Hay religiones que gobiernan muchas naciones: el cristianismo y el islam son ejemplos obvios. Sólo en el caso del judaísmo hay una correlación unívoca entre la religión y la nacionalidad. Sin judaísmo no habría nada (salvo el antisemitismo) que conecte a los judíos a través del mundo. Y sin la nación judía el judaísmo dejaría de ser la que siempre ha sido, la fe de un pueblo unido por un lazo de responsabilidad colectiva de uno a otro y con Dios. Bilaam estaba en lo cierto. El pueblo judío es realmente único. Por lo tanto nada puede ser más errado que definir al judaísmo como meramente una etnia. Si la etnia es una forma de cultura, los judíos no constituyen una, sino muchas. En Israel los judíos son diccionarios parlantes de casi todas las etnias bajo el sol. Si la etnia equivale a la raza, la conversión al judaísmo sería entonces imposible (no es posible convertirse en caucásico; no se puede cambiar de raza a voluntad).

Lo que hace que los judíos sean “una nación que vive sola, no considerada entre las naciones,” es que su nacionalidad no tiene que ver con la geografía, la política o la etnia. Tiene que ver con la vocación religiosa como socios del pacto con Dios, convocados a ser un ejemplo viviente como una nación entre las naciones, diferenciada por la fe y la forma de vida. Perder eso equivale a perder la única cosa que fue y que sigue siendo la fuente de nuestra particular contribución al patrimonio cultural de la humanidad. Cuando olvidamos eso, lamentablemente, Dios hace que gente como Bilaam y Chesterton nos lo recuerde. No deberíamos tener la necesidad de ese recordatorio.

Singularmente, los judíos nacen dentro de una fe. Nos elige antes que nosotros la elijamos. Físicamente, llegamos a este mundo sin posesiones, pero espiritualmente cada uno trae un presente: la historia de nuestro pasado, de nuestro padres y de los padres de nuestros padres, a través de casi cuarenta siglos desde el día en que Abraham y Sará escucharon por primera vez el llamado de Dios y comenzaron su travesía a una tierra, una promesa, un destino y una vocación. Esa es nuestra historia. Es una historia extraña y emocionante. Cuenta como una familia, después una colección de tribus, después una nación, fueron convocados para ser los embajadores de Dios en la tierra. Les fue impuesta la carga de construir una sociedad sin igual, basada no en la riqueza y el poder sino en la justicia y la compasión, la dignidad del individuo y la santidad de la vida humana – una sociedad que honraría el mundo como creación de Dios y a la persona humana como imagen de Dios.

Esa fue y es una tarea demandante, sin embargo el judaísmo sigue siendo una religión realista. Asumió desde su comienzo que transformar el mundo tomaría muchas generaciones – de ahí la importancia de entregar nuestros ideales a la próxima generación. Requiere muchos dones, muchos tipos diferentes de talentos – de ahí la importancia de los judíos como pueblo. Ninguno de nosotros tiene todos los dones, pero cada uno de nosotros tiene algunos. Todos somos importantes; cada uno de nosotros tiene una contribución única para hacer. Nos paramos frente a Dios como pueblo, cada uno entregando algo, y cada uno elevado por las contribuciones de otros.

Y sí, a veces fallamos o no lo logramos – de ahí la importancia de teshuvá, arrepentimiento, disculpa, perdón y re-dedicación. El judaísmo es más grande que cualquiera de nosotros, pero está hecho por todos nosotros. Y a pesar que los judíos fueron y son un pueblo muy pequeño, hoy un mero 0.2% de la población del mundo, hemos hecho una contribución a la civilización desproporcionada a nuestra cantidad.

Ser judío es continuar la travesía que comenzaron nuestros ancestros, para construir un mundo que honra la imagen de Dios en cada ser humano y ser parte de un pueblo convocado por Dios para ser Sus embajadores aquí en la tierra.

Currículo “Ten Paths to God”, Unidad 1: Identidad

PREGUNTAS PARA PENSAR

  1. ¿Qué hace al pueblo judío una nación?
  2. ¿Qué hace al pueblo judío una religión?
  1. ¿Es importante lo que otros dicen sobre nosotros?
  2. ¿Por qué crees que es tentador interpretar la bendición que dice que Israel es “una nación que mora sola, no reconocida entre las naciones” como que el destino de Israel es estar aislada, sin amigos y odiada?
  3. ¿Qué define a una nación como nación?
  4. ¿Por qué el pueblo judío no es una etnia?
  5. ¿Qué es único del pueblo judío que los convierte en “una nación que mora sola, no reconocida entre las naciones”?

¿Quieres ganar un Sidur con los rezos diarios semanales de Koren Aviv? Este Sidur ha sido diseñado para ayudar a los jóvenes a explorar su relación con Dios así como los valores, historia y religión de su pueblo. Envía un correo electrónico a: CCFamilyEdition@rabbisacks.org con tu nombre, edad, ciudad y una pregunta u observación sobre la parashá de Convenio y Conversación Edición Familiar. Los participantes deben ser menores de 18 años. Cada mes seleccionaremos dos de las mejores, y ambos recibirán un Sidur dedicado por el Rab Sacks! Gracias a Koren Publishers por la amabilidad de donar estos maravillosos Sidurim.

LA IDEA CENTRAL

  1. Esta es la experiencia de la historia judía. Rara vez, si es que existió, ha habido un tiempo en la historia judía donde no hubo persecución y antisemitismo contra algunos judíos en algún lugar (al momento de esta publicación, ¡el Rabino Sacks acababa de dirigir un discurso ante la Casa de los Lores sobre el actual antisemitismo a nivel mundial!). Interpretar esto como una característica que define lo que significa ser el pueblo de Dios le da a esta experiencia histórica un significado, y resuelve varios problemas teológicos (por ejemplo, “si somos el pueblo elegido de Dios, ¿por qué enfrentamos persecuciones en forma continua?”). Esta es una interpretación tentadora de la historia judía, pero una que el Rabino Sacks rechaza.
  2. Ciertamente el Rabino Sacks lo hace. Por eso es que rechaza la idea de que ese sea nuestro destino. Quizás esto sólo pueda suceder cuando el mundo se libere de todas las formas de prejuicio, y quizás solo sea en la Era Mesiánica. Quizás cuando la humanidad comprenda como hacer esto, esto anunciará los tiempos Mesiánicos.
  3. Las naciones se forma a través de factores históricos y geográficos, como la ubicación geográfica (tierra), cultura y lenguajes compartidos, y narrativa histórica. Las creencias, por otro lado, a veces cambian. Uno puede convertirse para unirse a una nueva religión, o uno puede dejar una comunidad religiosa cuando ya no comparte las mismas creencias. El judaísmo y el pueblo judío es una combinación única de estos dos. Como pueblo judío compartimos una historia y un destino. Como religión, somos una comunidad de fe con un credo y un sistema de creencias comunes. Esto significa que el judaísmo acepta la conversión al pueblo judío, al tiempo que no considera a los judíos que dejan de creer en el judaísmo como perdidos para el pueblo judío.

UNA VEZ SUCEDIÓ…

  1. El Rabino Sacks presenta aquí la identidad judía como nacional y a la vez religiosa. Respecto a esto, él cree que estos dos soldados son ambos miembros de la nación judía. Cuando estos soldados se miraron a los ojos, ¿vieron un soldado enemigo de una nación rival, o un hermano y compañero miembro de la nación judía? Esta historia puede o no haber sucedido (y puede haber sucedido en más de un periodo). Lo que es claro es que los judíos se han enfrentado en combate unos con otros a lo largo del tiempo, y pueden haberse encontrado enfrentando crisis de identidad como esta.
  2. Hay opiniones diferentes acerca de esto. Quizás es posible ser miembro de dos naciones, sin que una sea la identidad dominante. Esto debe ser analizado en forma personal, permitiéndole al individuo crear su propia autodefinición e identidad propia. La pregunta suele hacerse de la siguiente forma: ¿eres un británico judío o un judío británico (reemplazar británico por estadounidense o cualquier otra identidad nacional)? ¿Cuál es tu identidad central, y puedes tener una identidad dual?

DEL PENSAMIENTO DEL RABINO SACKS

  1. El pueblo judío es una nación a la luz de una historia compartida (que comenzó con Abraham, pero que se consolidó a nivel nacional como esclavos en Egipto), una tierra ancestral (Israel), y una cultura compartida desarrollada a lo largo de muchos siglos.
  2. El pueblo judío es una religión en la forma en que el Rabino Sacks lo describe aquí. El pueblo judío se formó con un destino y una visión, basado en creencias religiosas y un llamado nacional. Un pueblo convocado para convertirse en los embajadores de Dios en la tierra, encargados de construir una sociedad sin comparación, basada en los valores judíos universales. Un pueblo con un destino, de mejorar el mundo, trabajando cada día para llevarlo a un estado redimido, con la fe de que este destino será alcanzado algún día. Estos valores y misión compartidos, significan que incluso con todos los TIPOS diferentes de judío que encontramos en el mundo de hoy, igual somos judíos, un pueblo que comparte una religión, que comparte un destino.

ALREDEDOR DE LA MESA DE SHABAT

  1. Es importante que un pueblo no sea definido por lo que otros dicen de este. Sin embargo, a veces se puede comprender como son percibidos por el mundo exterior al escuchar lo que otros dice, y eso puede ser importante. A veces hay algo importante que aprender sobre nosotros mismos con desde una perspectiva externa.
  2. Ver La idea central, respuesta 1.
  3. Ver La idea central, respuesta 3.
  4. La nación judía está compuesta por múltiples etnias. Si la etnia es un grupo social que tiene una tradición nacional o cultural en común, entonces hay muchos grupos que pueden ser llamados etnias dentro del pueblo judío. Basta con comparar las tradiciones y culturas de judíos ashkenazim, sefaradim, yemenitas y etíopes por ejemplo. El pueblo judío tampoco es una raza, donde la raza se define como un grupo de personas que comparten la misma ascendencia o herencia. Porque uno puede convertirse al judaísmo para convertirse en miembro del pueblo judío, el pueblo judío no puede ser considerado una raza.
  5. El pueblo judío es algo más, único en el mundo en lo que a esto respecta. No sólo una nación, ni un grupo religioso, no son una etnia ni una raza. Ser judío es ser miembro de una nación única que construye su fundamento no sólo en factores geográficos o históricos, sino también a través de una visión compartida y un destino consagrado en un pacto con Dios. Lo que hace a los judíos “una nación que mora sola, no reconocida entre las naciones,” es que nacionalidad no es un asunto de geografía, política o etnicidad. Es un asunto de vocación religiosa como socios de Dios en el pacto, convocados a ser un ejemplo viviente de una nación entre las naciones distinguida por su fe y forma de vida.

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Esta Edición Familiar es una guía al ensayo principal de Convenio y Conversación para Balak 5779 que puedes leer aquí.

Traducción y edición

  • Iair Salem
  • Carlos Gómez
  • Inés Jawetz
  • Abraham Maravankin